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Cuando las TodoPoderosas se derrumban

Mamá todo lo sabe, mamá todo lo siente, mamá todo lo cura, mamá todo lo puede. Mamá es una Todopoderosa….

Mentira! Mamá está más cerca de saber nada que de saber todo. Confiamos en nuestro instinto pero así y todo se nos pasan cosas frente a nuestras narices. Que más quisiéramos que poderlo curar todo con un beso y un sana sana.. Y NO aunque creemos que si, NO, no lo podemos todo.

Ponemos la vara alta, muy alta, inalcanzable diría yo. Podemos ser imperfectas, fallar en cualquier cosa, pero dios y todos los santos nos libre que cometamos un fallo o un error en nuestra maternidad. Podemos decir de la boca para afuera que no pasa nada por no ser una madre perfecta (cosa que racionalmente todas sabemos que no existe) Pero por dentro nos carcome la culpa cada vez que equivocadamente sentimos que hemos «fallado» o nos hemos equivocado. Cada vez que algo nos regresa al piso y nos recuerda que no somos perfectas, duele, duele mucho y si además eso afecta de alguna manera negativa a nuestros hijos se nos rompe el alma y la culpa queda ahí como una sombra que nos persigue.

Hace un par de semanas la menor de mis hijos de 11 meses  se enfermó. Había tenido una infección dando vueltas 3 semanas, la llevé un par de veces al doctor por que tenía un poco de moco y la segunda vez por fiebre. La verdad ella se veía bien y no presentaba ningún síntoma de infección… pero donde estaba el instinto me pregunto yo. Se curó y nos fuimos de viaje al norte donde el último día de vacaciones de un momento al otro se puso fatal, si fatal. 2 horas de carretera a Piura, análisis de sangre, bajar la fiebre y volar de emergencia a Lima para internarla 5 días. Finalmente todo pasó y ella se recuperó como la campeona que es. Ella se recuperó pero yo quedé rota por dentro. Llorando por las noches. De mal humor. Hipersensible. Culpable.

No me considero para nada una mala madre, todo lo contrario. Hoy después de 12 años y 3 hijos definitivamente tengo más respuestas, más información y más experiencias que al principio esto aunque suene a soberbia me hace sentir hasta canchera… claro hasta que me estrello. ¿Por que tanta culpa? Pues por que lo que hizo que esta historia tuviera un final feliz fue la decisión acertada de parar en Piura ( como mi flaco desesperado desde Lima me dijo que hiciera) No seguir hasta Chiclayo para embarcarme a Lima al día siguiente como lo tenía yo en la cabeza… Desde el momento en que el médico en Piura me dijo «No señora, no llegan a Chiclayo, la bebé está mal» La sombra apareció frente a mi y se me metió en el alma.

Es cierto que en la carretera yo solo estaba enfocada en tratar de bajarle la fiebre a la bebé y que mis otros dos hijos no se asusten, era la mamífera protegiendo y cuidando a sus cachorros, pero durante días me culpé por no ser más, por no solo cuidar y proteger, si no también pensar y decidir correctamente. Y si no hubiera hablado con mi flaco, y si no hubiera tenido cobertura y si me hubiera quedado sin batería.. y si ..y si… Ese maldito y si que nos carcome el alma y no soluciona nada, ya que la única verdad es que todo ya pasó y todo ya está bien.

Ser madre de 2, de 4, de 3, de 1 o de más es un trabajo indescriptible. Por eso cada madre necesita una tribu, necesita a su clan, tu clan puede ser tu flaco, una tribu de a 2 con tus cachorros como es mi caso, o puede ser de más,  tu clan pueden ser amigos, tu madre, tu abuelo, la familia o incluso hay casos de madres solas que ellas son su único clan (mis respetos) , son pocas pero son. Ellas saben que están solas y tiene el chip para pensar en todo por que eso es lo que hay. En mi caso hoy que ya me perdoné entiendo que no estoy sola, que mi tribu es mi flaco, que somos como siempre aunque sea a la distancia un equipo.Que yo hice lo que tenía que hacer al estar físicamente ahí con los cachorros, poner toda mi energía y concentración en protegerlos del peligro y el desde la distancia debía matar a la fiera, conseguir la solución. Así funciona mi clan, no fallé, hice mi parte y mi flaco la suya, no hice más por que no podía, no me tocaba, no debía, hice lo que tenía que hacer, por que aunque dolió la todopoderosa se derrumbó y la mujer de carne y hueso aceptó que mamá no lo puede todo.

No somos todo poderosas y no lo vamos a ser jamás, ni todos los hijos del mundo ni los años lo lograrán.  No puedo evitar derramar un par de lágrimas mientras les escribo esto y me despido de la todopoderosa (que jamás existió) para siempre. Soy , como tu, la mejor madre que puedo ser para los hijos maravillosos que la vida me dió. No soy más y jamás soy menos. Soy una mamá de carne y hueso. No esperemos que pase algo que nos estrelle para dejar de exigirnos tanto, de culparnos, de pensar que fallarnos o no damos la talla. Somos maravillosas por que todo lo damos, no por que todo lo podemos.

Debemos amarnos y respetamos por ser las mejores madres que podemos, con sus fallos, sus errores, sus sana sana que no siempre curan y su instinto maravilloso que a veces de cansancio se queda dormido. Debemos dejar de culparnos, como cuesta no? La culpa es una sombra pesada y oscura que se clava en el alma, y que si no se sana, no se limpia, nos va oscureciendo poco a poco. Es muy fácil decir no te sientas culpable, pero pareciera que el sentimiento viniera de la mano con el título de madre. Si no podemos solas pidamos ayuda, pidamos socorro, pero no nos quedemos con la culpa. Recordemos que no estamos solas, que somos una Tribu. Derrumbemos a la todopoderosas y busquemos ayuda.

Hoy quiero dar gracias a la Diosa Naturaleza por cuidar a mi bebé. A Cris, por despertarme y recordarme que tengo una tribu, un clan y cada uno hace su parte. Bella ese fue el primer paso para sanar y pedir ayuda. A Emma, a quien pedí ayuda, gracias por tus Flores de Bach maravillosas que siempre devuelven la paz a mi alma. A Mónica por que sin tus palabras hoy no estaría escribiendo esto para terminar de sanar.

Y a ti mi flaco bello y adorado, por que te tengo, por que eres, por que somos. Somos uno y juntos podemos.

Y de ti todopoderosa, me despido sin nada de pena, con mucha paz y humilidad para siempre.

La Tata, no lo puedo todo y soy feliz por ello.

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