Han pasado ya 11 años, más de una década desde que mi flaco y yo empezamos a criar. Cuando nos iniciamos como padres en esta maravillosa vida junto a nuestros hijos no se hablaba de la Crianza Respetuosa, no estaba de moda la Crianza con Apego. Nadie hablaba en términos de crianza natural, lactancia prolongada, porteo y colecho. Simplemente nos pusimos a criar como nos parecía era lo mejor para nuestras crías, guíados por instinto y con algo de información.
Hoy 11 años después de dormir 3 años con cada hijo, dar la teta todo lo que se pudo, cargarlos mucho y respetarlos siempre, les puedo decir con el corazón abierto que no nos arrepentimos ni por un momento de todas esas noches compartiendo nuestra cama, de todas esas tetas prolongadas y descaradas, de todos esos brazos incluso cuando ya pesaban tanto. No nos arrepentimos nada, tanto así que estamos nuevamente embarcados en la aventura, esperando un tercer hijo, seguros e ilusionados de criarlo/a como a sus hermanos
Mis hijos tienen hoy 11 y 8 años. Son niños seguros, independientes, buenos. Confían en nosotros y sobre todo, confían en si mismos. Saben estar solos por que se valoran, se respetan y se quieren. Saben estar acompañados por que valoran, respetan y quieren a los demás. Son niños felices.
Hoy que la pubertad ya toco mi puerta se encontró con una jovencita preparada y segura de si misma. No te voy a decir que la teta y el colecho te libran del «tu no me entiendes mamá» , la explosión de hormonas y que salga corriendo llorando de tu cuarto. Nada nos va a librar de eso. Ni tampoco nos va a librar de que nos pulseen para ver quien es más fuerte, quien tiene la razón, parte de hacerse grande, de hacerse mujer es pasar la rivalidad y vencer a la madre. Pero si te digo que sale llorando a su cuarto sin dudar ni por un segundo que es la más amada, que es comprendida, y que se le respeta ese espacio que necesita. Ella vuelve sola, a penas se calma, es consiente que la hormona la domina y rápidamente está aprendiendo a controlarla. Es una niña convirtiéndose en mujer, expuesta a la presión de grupo, sin embargo toma sus propias decisiones, no hace lo que los demás sólo por seguir al grupo.
Tengo un niño de 8 años casi, que durmió con nosotros hasta los 3, eso no quita que le tenga que repetir 7 veces anda a bañarte o haz la tarea. Pero es un niño auténtico sin miedo a ser diferente orgulloso de su intereses muchas veces distintos a los de los demás. Le interesa la historia, las antiguas civilizaciones y su relación con los extraterrestres… así como también puede jugar mind craft como cualquier niño de su edad. Un niño que jugaba con muñecas, por que así como le encantaba jugar a los carros, también era feliz jugando al papá. Un niño que a su corta edad está buscando donde guardar mis zapatos y mover mi mesa de noche por qué «Ahí tiene que ir la cuna del bebe mamá, tenemos que sacar tus cosas para que la cuna este pegadita sin barrote a tu cama y mi hermanito pueda tomar la teta todas las noches» Un niño que mañana será un hombre, un padre una pareja llena de amor, respeto y contención.
Hasta ahora estoy feliz con los resultados de nuestra crianza, verlos seguros, felices, amados y amables, valientes y atrevidos me hace creer fielmente que hicimos lo correcto.
Ahora, no confundamos, cuando hablo de criar con apego, con amor, con respeto y de forma natural, hablo exactamente de eso. NO confundamos, que a veces lo hacemos, con criar sin disciplina, sin límites, sin consecuencias y sin rutinas. Todo es perfectamente aplicable desde el respeto y el amor, y es además indispensable para una crianza estable y un buen desarrollo de nuestros hijos.
Nunca les he pegado ni les pegaría a mis hijos, ni el más mínimo jalón de pelo ni apretón de brazos. Eso no significa que no los discipline cuando hay que hacerlo. Primero que nada tenemos que darnos cuenta que existe una edad para todo, no vamos a «castigar» ni disciplinar a un niño de 1 año, que no ha hecho nada con ninguna intención, ni buena ni mala, sólo está explorando y conociendo el mundo. Primero debemos identificar que nuestros hijos ya tienen una edad para entender las consecuencias, que nos pueden entender cuando hablamos y explicamos el por que eso no debe volver a pasar y entender las consecuencias de hacerlo.
Por ejemplo no creo en las duchas frías para calmar una pataleta, me parece invasivo, agresivo y una falta de respeto hacia ellos y su cuerpo. Sin embargo el agua fría en si, si funciona. Cuando me he visto en esos casos, sacando paciencia de las últimas reservas los he acompañado al baño, he abierto el caño y les he pedido que se calmen que se laven la cara con agua que se sentirán mejor. El agua fría refresca y me ha ayudado siempre a calmar la pataleta, pero con amor y con respeto, eso si, yo seria, para que tengan claro que esa es una situación que está muy lejos de hacerme feliz.
Creo en hablar con ellos, en enseñar con el ejemplo. Cultivares el principio de que toda acción tiene consecuencias y que finalmente uno solo cosecha lo que siembra.
Creo también que en la crianza es tan importante como la teta, el colecho y el porteo, como la relación que hay entre los padres. Con padres me refiero a quienes crían a los niños. Mamá y Papá (juntos o separados) Mamá y tía, papá y abuela, abuelos, padrinos. etc. Es importante nunca desautorizarnos, si uno está equivocado o fue injusto, hablemos lo en privado, demos le la oportunidad al otro de irse a disculpar con el niño, admitir que su reacción fue exagerada o equivocada, admitir que los adultos también fallamos y pedimos perdón. Trabajemos en equipo siendo un frente común. Es importantísimo para su estabilidad.
Tratémonos entre nosotros, como pareja, como familia, con amor y con respeto. Besémonos mucho, abrazémonos siempre. Enseñamos con el ejemplo no con las palabras. Respetemos y ayudemos a los demás, seamos solidarios, respetemos y cuidemos de los seres vivos y adoremos a la naturaleza que nos rodea. Todos esto queridos y queridas es parte de criar con apego, con amor y con respeto, no se limita solo a la teta, al colecho o al porteo.
Yo no puedo decir cual es la formula mágica, ni que crianza es mejor, yo creo en esta, veo los resultados y hoy 11 años después estoy dispuesta a comenzar de nuevo y repetir paso a paso, con el mismo amor, con el mismo respeto, con la misma entrega y con el mismo apego.
Hoy me atrevo a decir que para nosotros funciono.
La Tata, arrancando de nuevo

ilustración de Claudia Tremblay
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