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Historias de maternidad :Nunca dejes de luchar por tus sueños <3 La historia de M

Mi historia de maternidad empezó en el 2009, cuando decidimos con mi esposo después de 2 años de matrimonio ser papás. Fuimos a una clínica para que me hagan una revisión y que “todo esté ok” y allí nos explicaron que salir embarazados no era tan fácil, que solo un 20% de probabilidades de éxito en cada ciclo y que habían muchos factores, pero que como con nosotros estábamos ok seguimos adelante y a intentarlo.

A los 6 meses quedé embarazada. Me acuerdo clarito de ese día, no me vino la regla (yo que siempre había sido puntualísima) y lo supe. Salí del baño con el palito con una 2 líneas, tenues, pero líneas al fin, y saltamos mi esposo y yo gritando “vamos a ser papás, vamos a ser papás!”. Me saqué un examen de sangre, los números del HCG eran bajitos (no sabía qué significaba) y fui al doctor. Vio los números, me preguntó la fecha de última regla, me revisó, no vio nada y me dijo que de repente aún estaba muy chiquito…pero algo no le cuadraba. A los días empecé a sangrar. Fue mi primera pérdida.

Lloré mucho, pero el doctor me dijo que era usual, que no había nada malo y que lo volviera a intentar en 6 meses. Lo volvimos a intentar a los 6 meses y 1 día. Y quedé embarazada, al toque. Ya no saltamos de alegría, solo nos miramos con alegría, pero con miedo. Y de nuevo, el examen de sangre, los resultados bajitos y a la semana empecé a sangrar nuevamente. Otra vez lo perdí…no entendíamos nada y la tristeza nos empezaba a invadir.

Cambiamos de doctor, sabíamos que había un problema, averiguamos con una especialista en fertilidad, que nos pidió varios exámenes. No había nada raro en los exámenes genéticos, ni de hormonas, ni en el espermatograma, ni nada físico, todo bien. Nos hicimos dos tratamientos de inseminación artificial y los dos fallaron…no salí embarazada. La doctora quería seguir intentando, pero nosotros dudamos y cambiamos otra vez de médicos.

Me traté con 2 médicos en paralelo (la más noica jaja), nos hicieron más exámenes y todo salía bien. Ambos nos dijeron, inténtelo de nuevo. Y de nuevo salí embarazada. Fui donde el doctor con el que había conectado más, con mi examen de sangre que decía que estaba embarazada. Me miró y me dijo “estos resultados no están bien, no cuadran con el tiempo que deberías tener” y dicho y hecho, a los días empecé a sangrar nuevamente. Mi tercera pérdida.

Pero este doctor me dijo, no te preocupes, hay esperanzas. Lo vamos a conseguir y me hicieron más exámenes. Unos experimentales que tienen que ver con tu compatibilidad genética con la de tu pareja. Unos exámenes costosos y que en ese momento mandaban a Colombia para su análisis. Y lo encontraron: ustedes dos no son compatibles, nos dijeron. Para que un embarazo sea viable la compatibilidad debe ser 35% y ustedes tienen 12%. Era como si mi cuerpo atacara al embrión porque reconocía que habían genes que no eran los míos. Me hicieron un tratamiento rarísimo usando la sangre de mi esposo, tratándola e inyectándomela en los brazos. Y después de 6 meses más, por fin éramos compatibles. Y nos pidieron intentar nuevamente.

Intentamos y al mes ya estábamos embarazados. Me vio el doctor y aún no se veía nada. Todavía es muy poco tiempo, ven en 2 semanas. A la semana empecé a sangrar un poco. Me mandaron a mi cama y me revisó a las 2 semanas. Era un embarazo ectópico, pero ahí estaba el latido que siempre había querido escuchar. Fuerte y claro, pero que no podía seguir. Me dijeron que tenían que inyectar algo para sacar el embrión y que se perdiera solo. Que era peligroso para mi vida.

Nunca he llorado tanto como esa vez. No podía creer que estuviera haciéndole eso al bebé que había querido tener durante casi 3 años. Después de las inyecciones, me revisaron nuevamente y su corazón seguía latiendo, me tenían que operar. Me operaron y salvaron la trompa donde se había alojado mi pequeño. Me dijeron que esperara 3 meses más porque las medicinas eran fuertes y que volviéramos a conversar.

Estaba en la tristeza absoluta y no ayudaban nada los comentarios de que ya tenemos 5 años de casados, que para cuándo, que me relaje, que tal vez son con buena intención, pero cómo duelen cuando la persona que lo dice no sabe qué pasa. Busqué un psicólogo para que me ayudara a procesar lo que ya no podía hablar con mi esposo ni con nadie. Pero no estaba dispuesta a renunciar a mi sueño. Pasé mi etapa de duelo y mi esposo y yo nos fuimos de viaje para relajarnos…ese fue el último viaje que tuvimos solos J

Cuando regresé ya con más paz, conversé con mi doctor e intentamos una fertilización in vitro. Quedaron dos embriones sanos y perfectos (un niño y una niña) que me implantaron un 1 de mayo de 2012. Ya no celebramos ese día como el día del trabajo sino como el día de la celulita. Se implantó solo uno, mi niña arcoíris, la que vino después de la tormenta. El día que nos dijeron que estábamos embarazados fue increíble y por fin sentimos que lo habíamos logrado. Y aunque fue un embarazo fácil al inicio tuvo muchas complicaciones al final. Fue un embarazo lleno de miedos, de idas al doctor casi que para que me dijera que todo iba a estar bien…y por supuesto no le contamos a nadie hasta que tuve 4 meses y ya no había forma de esconder la panza.

Mi niña nació prematura y sin aviso, un mes antes de que la fecha probable de parto pero sana. Fue el mejor día de mi vida, con una mezcla de emociones increíble…pasé por el miedo y por el llanto y finalmente por la felicidad completa.

Después tuve 1 niña más, ya con un embarazo más sencillo. Mis hijas tienen ya 4 años y 1 año. Ellas son felices y nosotros también. Mi mensaje es que siempre hay esperanzas, hay que buscarlas, pelearlas, buscar ayuda y ser fuertes. La infertilidad es dolorosa, a veces un camino largo, pero es un aprendizaje del que, estoy segura, sales más fuerte!

Espero que mi historia le sirva a alguien.

Un abrazo

M (de mamá)