Recuerdo a Nacho con 3 años jugando con la muñeca de Fer, haciéndola dormir, jugando con ella, paseándola en brazos, calmándola cuando “lloraba”, cambiándole la ropa y preparándole la comida. Recuerdo verlo jugar a ser papá… a ser como su papá.
Tenemos la suerte de ser madres junto a una nueva generación de padres maravillosos y entregados a su familia, “padres madres” como los llama sorprendida mi abuela, por que no logra terminar de entender su entrega. Para mi no lo son, no están portándose como madres, para mi son papás, papás que viven su paternidad al completo, complementándose con nuestra maternidad. Papás que trabajan en equipo, con sus roles definidos y compartidos y cuidando y protegiendo a su tribu. Papás que se despiertan en la noche para cambiar el pañal, pasearlos, o sacarles el chanchito. Que son felices cuando te sacas leche y les toca darles el biberón. Papás que pasan la mala noche de empacho con ellos en el baño, que dejan que se pasen a la cama hasta que lo necesiten , que juegan con ellos mientras descansas, que se turnan contigo las tareas de la casa. Que si estás preparando el baño preparan la comida, que los portean y llevan en bici. Que preparan desayunos y loncheras, que los bañan y leen el cuento y se duerme con ellos echados en su pecho.
Papás de tribu que respetan y admiran tu maternidad, que te saben fuerte, capaz y bella, pero igual, te cuidan, protegen y contienen.
Papás que están criando hijos e hijas maravillosos , respetuosos, libres, plenos, consientes y sobre todo amados y felices. Papás que están criando futuros padres maravillosos.
Papás como mi flaco y como el tuyo.
– La Tata, feliz día papás♥
Todo lo que pueda hacerse por un hijo aún es insuficiente.
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