Llegas a casa de una fiestita infantil con tu pequeña de meses en brazos preparada mentalmente para revisar tareas, mandar chicos a la ducha , conversar sobre lo que pasó en el cole y probablemente ganarte con una discusión semi pataleta sobre lo que quieren cenar hoy.. llegas preparada para todo.. menos para «Mami. el viernes tengo un tono».
La frasecita sigue retumbando en mi cabeza.. Mami el viernes tengo un tono… Cómo será mi cara de asombro… susto… pataleta que mi hija entra en ataque de risa y por unos escasos segundos tengo la ilusión de que todo sea una broma… pero no.. es cierto, mi pequeña, mi bebé, mi chiquitita está en primero de media y el viernes tiene un tono ¿Manyas?
No se que me impacta más… que ella esté grande, tan grande que está usando un polo que me quedaba hasta antes del embarazo, o que yo esté tía, tan tía que ese mismo polo me quede como un disfraz huachafo. Que ella escuche música tonera a full volumen o que yo necesite un minuto de silencio por favor. Que ella tenga plan de viernes en la noche y yo no, o que ella tenga plan de viernes en la noche si es un bebé!
Hoy en la mañana hacíamos con mi flaco la lista de seguridad de la casa por que Emilia ya comenzó a gatear, rejas, protectores de enchufe, sujeta puertas, mallas, protectores para los bordes etc. ¿Cómo es que solo seis horas después estoy preparando mentalmente la lista de seguridad de mi pequeña adolescente? Y ahora que se supone que tengo que hacer.
Hoy solo me siento segura de una cosa:
SIEMPRE SOMOS MADRES PRIMERIZAS. Siempre habrán primeras veces para todo en nuestras vidas como madres. Siempre.
Hoy me tengo que sentar a recordar esa etapa de mi vida, la primera fiesta, cuando me vino la regla, la primera vez que salí sola con mis amigos, el primer enamorado y todo lo demás. Toda una etapa maravillosa y alocada que hoy más que nuca se que nunca volverá.
Hasta ahora aconsejarlos, guiarlos, educarlos no había sido difícil (aunque a veces pensé que si) Ahora viene una etapa de dualidad, cuantas veces como padres nos va a tocar aconsejarla o decidir lo opuesto a lo que hicimos nosotros en nuestra adolescencia. Y sin embargo, a pesar de haberlo hecho resultamos personas de bien. ¿Serán acaso todos los «peligros» de la adolescencia son necesarios para madurar? Yo no quiero que vaya a ese tono con esa super mini que yo fui, para que hablen todos de ella a sus espaldas. Ni que tome un trago antes de tiempo y le caiga fatal (por que sabemos que le caerá fatal). Ni que fume un pucho por que sus amigas lo hacen. Ni todas las tonterías que se le vienen por delante.
Pero lo cierto es que yo no voy a estar ahí. No voy a estar ahí para decirle no lo hagas, cuidado, no hagas eso. yo no voy a estar ahí, voy a estar aquí para cuando regrese, y espero me siga contando todo como hasta hoy. Ya no voy a estar ahí físicamente pero si estará todo lo que sembré estos años en ti, y espero que puedas cosechar y te sirva para tomar las decisiones correctas, para decidir lo que es mejor para ti. Espero que me siga contando todo a pesar de que se nos viene una época en la que ya no siempre estaremos de acuerdo, una época en que no todo lo que haga me parecerá bien ni será aprobado. Una época donde más de una vez me tocará ser la villana. Donde las puertas estarán más tiempo cerradas que abiertas. Una época donde más que nunca quedará claro que nos soy su amiga, no soy su hermana del alma, no soy su befa, quedará al descubierto que soy su madre, que es más que todo eso.
Mi hija entra en la adolescencia por la puerta grande con una sonrisa y ganas de comerse el mundo. Yo la miro desde el costado, ya no de su mano, y me siento como quien va a dar el gran examen final de su carrera, como quien va a jugar el gran partido de su vida por la copa del mundo. Luego de 12 años de amor, cuidados y crianza respetuosa estoy a punto de ver los resultados en la cancha. Estoy a punto de soltar a mi hija al mundo. Estoy a punto de dar el mayor paso de apego que existe, dejarla crecer. Dar un paso al costado para seguirla criando en esta nueva etapa que ha llegado. Donde la maternidad y crianza, madre e hija ya no son las protagonistas. Ahora este es su cuento, esta es su película, esta es su historia. Ella es desde hoy la heroína de esta nueva historia que espero día a día me la cuente antes de ir a dormir.
-La Tata, cosechando
Me siento tan identificada con este post! Yo tengo una casi 10 en casa y ya en el cole les están hablando de la pubertad, la adolescencia, y ella está súper entusiasmada, se está dando cuenta de que esta creciendo, de que ya está por ingresar a una nueva etapa de su vida (aunque aún falte un par de años) estaré a la espera de esta etapa tan linda! Suerte! ☺️
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Ay, pucha que ganas de llorar & estoy en la oficina, Qué le vaya lindo hoy en su fiesta!!! Cómo es no? Una después de tanto, ahora re vive esos momentos lindos a través de ellos. Es la vida =D!
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Linda reflexión, describe los momentos de una pequeña que ya se volvió adolescente
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