Hace uno días una de mis mejores amigas me vino a visitar con una maravillosa noticia. Después de intentarlo varios meses, por fin estaba embarazada de su segundo hijo. Yo me puse a saltar en una pata de la felicidad. Sin embargo ella casi rompe en llanto.
Cuando buscas tener un segundo hijo lo haces más confiada, ya sabes lo que es ser mamá y quieres otro, la tienes re clara. Te imaginas una y otra vez el momento en que te enteres que estás embarazada de nuevo. Por eso nos sorprende cuando por fin lo logramos, y a veces, no sentimos esa explosión de felicidad que sentimos con el primero.
Yo creo que no solo es válido pasar de la seguridad y felicidad de la búsqueda del bebe, al miedo, sentirse abrumada e incluso tal vez un poco deprimida cuando te enteras que ya está el segundo hijo en camino. Creo que es válido y que tiene todo el sentido del mundo.
Primero que nada no olvidemos nuestra revolución hormonal, cada embarazo es un hijo distinto, un ser maravilloso y único creciendo en nuestro interior, que afecta de manera diferente nuestro estado emocional y físico. Ningún embarazo es igual al otro por que ningún hijo es igual al otro.
Es un segundo embarazo, ya tenemos experiencia, lo hemos vivido antes . Sabemos lo maravilloso que es estar en embarazadas, sentir como la vida de nuestro hijo, lo que más amamos en el mundo crece en nuestro interior. Sabemos lo que es el parto, finalmente conocerlo y sabemos lo que es tenerlo en nuestros brazos de ese momento en adelante. Conociendo el sentimiento de la felicidad absoluta, es lógico que nuestro miedo a una pérdida, tan común en el primer trimestre, nos abrume y asuste de forma consciente o inconsciente. Podríamos entonces decir que es incluso un mecanismo de defensa el no sobre emocionarnos hasta que estemos bien seguras que todo está bien.
Por otro lado a diferencia del primer embarazo el mundo no gira en torno a nosotras, nuestra panza y la noticia. Está vez nuestro mundo gira en torno a como se lo tomará nuestro primer bebe, como prepararlo para la llegada del hermano/a y como esto cambiará y afectará su vida. «Compensamos» y aprovechamos todo el tiempo que queda de exclusividad, como si los estuviéramos por abandonar de alguna manera. Recuerdo que a mi el sentimiento de culpa me duró hasta que los vi juntos por primera vez, hasta que vi «Esa mirada que me enamoró» entre los dos. Pero hasta entonces sentía que en cierta forma le había quitado algo a la mayor, nunca más equivocada, le estaba regalando el mayor regalo de la vida, un hermano.
Y claro con toda esta mezcla de sentimientos, dudas, comparaciones y preocupación ante la diferencia de emoción con la noticia del embarazo, aparece uno de los mayores miedos inconfesables que puede sentir una madre. Confieso abiertamente que yo lo sentí:
«No se si podré llegar a amar como amo a mi hija».
Pasaron unas semanas antes que pudiera confesarlo a alguien. Pero la duda me atormentaba. Recuerdo que una noche chateando con un tía querida hasta tarde no aguanté más y lo solté. «Tengo miedo» «Me muero de miedo de no poder querer a este hijo igual que amo a Fer, se que amo a mi hijo, pero cuando nazca, no se si podré»…
La verdad, no tuve que esperar a que naciera para sentir que lo amaba con toda mi alma. Solo tuvo que pasar un tiempo, un tiempito corto, estar segura que todo estaba bien, involucrar a mi hija, disfrutar los tres de nuestro embarazo. Disfrutar las diferencias, habían menos sorpresas, pero más experiencia, disfrutar cada semana más por que ya sabía que se pasaba rápido, entender que no era mi embarazo, que era nuestro embarazo.
Y cuando nació y lo abracé por primera vez, aún con el cordón latiendo, lo supe, lo sentí, lo sentí clarito, sentí como se me ensanchaba el corazón con todo el amor que uno puede llegar a sentir y lo amé, lo amé como a Fer, lo amé como ya lo amaba en verdad desde que lo empecé a buscar, lo amé como solo ama mamá.
Así que querida amiga, no te preocupes, es normal, es mucha información, son muchos sentimientos, es mucha la comparación. Ningún embarazo es igual, por que ningún hijo es igual, y tu ya no eres la misma. No eres una mujer convirtiéndote en madre. Eres una madre, teniendo otro hijo, eres una madre ensanchando su corazón.
-La Tata, con el corazón rebosando de amor.
que bonito 🙂
Me gustaMe gusta
Y yo creí que erá la única que se sentía asi…
Me gustaMe gusta
Que hermoso! Tan preciso para mi en estos momentos, estoy intentando tener otro bebe pero las dudas me abruman y a veces solo quiero llorar,veo a Camila, mi hija de 5, y pienso como sera el dia…gracias por tan lindo post.
Me gustaMe gusta
que maravilloso estuvo este post nena casi me haces llorar! y que bellas las fotos!! eran tan pequeñitos!! q increíble 🙂
Me gustaMe gusta
Wow identificada a mil , por ratos me entra el llanto es que miro a mi nena y no quiero que deje de ser mi bebe , mi cómplice , ni q un momento de estres por el nuevo bebé termine regañandola , me siento triste pero bueno no soy ni sere la única espero q todo pase … Y a disfrutar de mi nena y yo a full como dices no quiero quitarle nada , mi tiempo todo para ella …
Me gustaMe gusta
Me conmovieron hasta las lágrimas, soy mamá de una nena de 5 años y estaba en dudas si era conveniente tener a un 2do bebé, mas creo que inconcientememte lo que me agobiaban fueron los miedos pero al fin estoy dejándolo a un costado, pues los años pasan y no por gusto, en mi edad madura de 34 años no me puedo dar el lujo de esperar mas.. Asi que para.el año espero embarazarme sin problemas y poder darle a mi hijita el mejor regalo que la vida le puede dar y es un hermamo.. Nuestros corazones están llanos a dar mucho amor a nuestro cuarto miembro.. ojala Dios nos conceda la dicha de que así sea.
Me gustaMe gusta
Qué hermoso! Me siento súper identificada. Estoy esperando a mi tercer bebé. Ya tengo dos varones, ahora llega la niña. Y a pesar de toda la experiencia, de todo lo que ya he vivido, tengo mieditos.
Me gustaMe gusta
Me quedo con esto: «Así que querida amiga, no te preocupes, es normal, es mucha información, son muchos sentimientos, es mucha la comparación. Ningún embarazo es igual, por que ningún hijo es igual, y tu ya no eres la misma. No eres una mujer convirtiéndote en madre. Eres una madre, teniendo otro hijo, eres una madre ensanchando su corazón.»
Gracias!
Me gustaMe gusta