Leyendo el título muchos pensarán que me volví loca. O que es un titulo con doble sentido y luego terminará siendo un post amoroso. Pues no, ni es un post amoroso ni hay doble sentido en el título por que es cierto: Yo grito delante de mis hijos.
Ejerzo la crianza respetuosa. Esto significa respetar a mis hijos, respetar a los demás y enseñarles a ser respetuosos, pero sobre todo y lo más importante enseñarles a hacerse respetar.
Lamentablemente no todos tenemos los mismos valores ni educación, por ende no todos respetamos las leyes, los derechos, el civismo ni al prójimo por igual. Me encantaría vivir en un mundo donde todo fuera paz y amor y mis hijos nunca me hubieran oído gritar, gritar y pelear por defender nuestros derechos, jamás por faltar al respeto o agredir a alguien. Pero ya que no vivo en ese mundo con el que sueño lleno de arco iris, con el pelo trenzado con flores y paseando en unicornios, me toca gritar, y gritar fuerte con el par de ovarios que tengo, como la mamá leona que soy.
Me ha pasado ya varias veces (lamentablemente) que mi flaco o yo hemos tenido que alzar la voz y sacar las garras ante alguna situación de agresión en la calle delante de nuestros hijos, y lo que más me sorprende no es aquel que agredió, sino aquella (si, por desgracia la mayoría de las veces es una aquella y no un aquel) que en lugar de espantarse por la agresión se le aflojan los calzones y le indigna que nos defendamos por que estamos delante de los niños, y delante de los niños no se grita.. pero si la ofensa, la agresión ya fue delante de ellos!
Obviamente se que gritar delante de los niños no está bien. Pero tampoco lo está que crezcan creyendo que sus derechos se pueden pisotear. Que cualquier extraño en la calle tiene derecho a agredirlo de ninguna forma, ni mucho menos poner su vida en peligro. Y si eso pasa tengan por seguro que esta leona va a rugir por sus crías y va a rugir por ella, enseñándoles que uno no baja la cabeza por el que dirán.
El año pasado les conté indignada como el portero del edificio de atrás se portó pésimo con nosotros. La gata de mi hija tenía días desaparecida, íbamos tocando timbres, hablando con los vecinos y dejando volantes en las tiendas y edificios. (Gracias de nuevo a todos los que ayudaron en la búsqueda que fue exitosa!). Yo estaba panzona y con mis hijos cada uno en una mano. La mayor destrozada y llorando. Como el portón estaba cerrado metimos unos volantes debajo de la puerta, el salió los recogió, los leyó, nos miró y me empecé a acercar pensando que nos iba a ayudar… nos tiró los volantes por la cara gritando que no lo llenáramos de basura… nos lo tiró con desprecio, a una mujer embarazada, un niño de 7 años y una niña de 11 que estaba llorando por su gata. En ese momento lo quería matar pero no me iba a poner en peligro así que me contuve y llame a mi flaco. Quien vino en 3 segundos y le cantó 4 verdades exigiendo una disculpa con nosotros. Los vecinos nos apoyaron, pero una señora estaba indignada, que horror como van a gritar delante de los niños. Por favor señora, ni mi flaco ni yo vamos a permitir que nadie se meta así con nuestros cachorros, ni que ellos crezcan creyendo que alguien los puede tratar así o menos aún criarlos con miedo a hacerse respetar.
Hace 2 días tuve uno de los peores sustos en mucho tiempo. Estaba cruzando Benavides con Emilia en el coche. Cruzaba por el paso de zebra y en luz verde para mi roja para los carros. Un camionetón dobló y se nos vino encima embalada, me movió la capota del coche y yo lo giré de inmediato. Lo tenía tan encima mío que pude solo estirar la mano y meterle tres golpes al carro mientras lo miraba a la cara y lo gran puteaba, si señores, sorry, pero lo GRANPUTEABA con un grito que me salía del útero más que del alma. Terminé de cruzar la calle y ya en la vereda arranque a llorar del susto, que gracias a dios solo fue eso, un susto. Me raspaba la garganta del grito que había dado, y la verdad si me volviera a pasar lo volvería a hacer.
No me voy a quedar callada nunca. Menos aún si estoy delante de mis hijos. Los voy a seguir educando con respeto y amor, para que ellos nunca hagan las cosas por las que su mamá ruge, grita y saca las garras. Los educo para que respeten a los demás, pero para que por sobre todas las cosas se respeten así mismos, caminen con la cabeza en alto y vivan sin miedo, y para eso lo siento, pero en la sociedad en que vivimos no siempre lo podemos solucionar hablando, poniendo una queja o explicando, a veces tenemos gritar.