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Hoy no es un día para celebrar… hoy es un día para olvidar.

Considero que el Día de La Mujer más que un día para celebrar, es un día para no olvidar y para agradecer. No olvidar todo lo que hemos logrado avanzar en los últimos años gracias a mujeres luchadoras como nuestras abuelas y bisabuelas que lograron los cambios radicales en nuestra sociedad. No olvidar que no podíamos votar, que no podíamos trabajar, que no podíamos usar ropa de baño, que ni siquiera podíamos elegir con quien formar nuestras familias. No olvidar que ahora podemos gracias a ellas elegir qué mujer queremos ser y como queremos vivir. No olvidar que solo nosotras decidimos sobre nuestro cuerpo y nuestra vida.
NO OLVIDAR que esas somos nosotras unas cuantas afortunadas, pero que aún quedan muchas, demasiadas mujeres que no pueden ejercer sus derechos, que no pueden decidir, que no pueden elegir, que no pueden ser dueñas de su cuerpo ni de su vida , que no pueden celebrar.
Y sobre todo NUNCA OLVIDAR a estas mujeres maravillosas, abuelas, bisabuelas y tatarabuelas que se levantaron y lucharon por sus derechos, por nuestra vida, en una realidad en que hacían falta un par de ovarios para rebelarse.
Por eso el Día de La Mujer es un día para no olvidar y no olvidarlas. No olvidar que está en nuestras manos seguir sus pasos, enseñando con el ejemplo y criar con amor una generación mejor, una generación de mujeres y hombres libres, respetuosos, felices y luchadores, que seguirán avanzando juntos por la igualdad, por el respeto, por las mujeres, los niños, los hombres y que pronto quedará en el olvido que en algún momento tuvo que existir un día que nos hiciera reflexionar.»

Gracias abuelas del mundo. No vamos a olvidar hoy, no vamos a olvidar jamás.

-La Tata, agradecida por que hoy puedo decidir hacer lo que me de la gana con mi vida.

 

Mamá. No te metas!

¿Todavía le das la teta? ¡Abrígalo! Se va a mal acostumbrar a los brazos. Cuando tu eras chiquita no existían esas modas. Tienes que pasarlo a su cuarto o nunca aprenderá a dormir en su cuna.  No, así está mal, tienes que hacerlo así.  Te vas a fregar, nunca te va a soltar.

¡¡MAMÁ BASTA YA!! !Cállate! ¡Déjame en paz!

Es comprensible que estas sean las primeras frases que gritemos dentro de nuestro cabeza, e incluso a veces, cuando ya perdimos la paciencia, las gritemos por fuera de nuestra boca.

Todas tenemos una madre, una tía, una abuela o una suegra (cuando no son todas)  que se meten y critican (en forma positiva claro hijita) nuestra forma de criar.  Nuestra primera reacción es tenerles paciencia, y la inmediatamente segunda reacción, es quererlas matar.

¿Pero en verdad, te has puesto a pensar por que les horroriza tanto la teta prolongada, el engreimiento extremo de dejarlos dormir en nuestra cama, y el mal acostumbrarlos conscientemente a los brazos, entre otros?

Estas mujeres que tanto creemos nos vuelven locas y que no logramos entender por que no nos entienden si basamos nuestra crianza en nuestro instinto natural se merecen mucho más que nuestro respeto, se merecen todo nuestro agradecimiento y entendimiento. Creo que lo primero que debemos hacer es ponernos en sus zapatos y hacer un viaje en el tiempo unas cuantas generaciones atrás y recordar algunos puntos para poderlas entender.

mamá no te metas

Hace 60, 50 años, la historia era otra, una no era madre a tiempo completo, ama de casa y daba la teta por elección o convicción. Una lo era por obligación. No había otra opción para un mujer lo quisiera o no. Es en este momento que toda una generación de mujeres, se pone los pantalones y decide luchar por a igualdad, saliendo a trabajar a la calle y abriéndose a codazos un camino entre los hombres en la jungla laboral.

Para competir en un mundo masculino habían sacrificios que hacer, no se podía estar en igualdad de condiciones dando la teta, durmiendo por la noche con el bebe, y llevándolo a todos lados contigo, había que bloquear el instinto y conquistar el mundo.¿Conquistarlo para qué? ¿Por ansias de poder? ¿Por fama y fortuna? No. O tal vez no sólo por eso, había que conquistarlo para abrir camino a las futuras generaciones, para que hoy tu y yo podamos elegir que queremos ser.

Con estas nuevas madres trabajadoras nace un nuevo mercado y una nueva necesidad. Las madres deben volver a trabajar dejando a sus lactantes en casa y aparece la fórmula para salvarles la vida y proteger su lucha laboral.  Esa misma fórmula de la cual ahora las padres pro lactancia renegamos, fue la fórmula que nuestras antecesoras necesitaron para luchar por la igualdad.

Para entenderlas más aún, recordemos también, cual era el promedio de hijos por familia antes. Ahora tenemos uno o dos hijos promedio. Así que fácil colechar con uno o dos durante dos años. O dar la teta exclusiva cuando solo tienes que atender a un bebe y jugar con uno mayor. O portearlo a todos lados, cuando cómo máximo salimos con dos hijos ala calle.  Se imaginan colechar con 4 o 5 niños que se llevan entre 10 y 18 meses cada uno? ¿Y portear hasta el año y medio, como haríamos? Yo lo hice alguna vez con 2, pero con 2! no con 3, ni 4 ni 5. En esa época que todos durmieran en su cama y que los niños «no se acostumbraran» a los brazos, era casi casi una necesidad de supervivencia.

Entonces como todo en la vida, si entendemos el pasado, podemos respetar el presente. Estas mujeres maravillosas sacrificaron el instinto y  tuvieron que poner en satnd by la crianza con apego un par de generaciones para que hoy, tu y yo, podamos elegir. Podamos elegir como criar, elegir que queremos hacer, elegir quienes queremos ser. Son mujeres que criaron, y que fueron criadas de esa forma y que gracias a esa crianza y sacrificio lograron cambiar la sociedad para nosotras.

Por eso la próxima vez que te vuelvan loca, en lugar de morderte la lengua o explotar, podemos tal vez intentar explicar desde el más profundo agradecimiento a sus generaciones, que es nuestra opción de crianza, buena o mala, pero nuestra elección. Elección a la que tenemos hoy derecho gracias a su generación

Gracias desde el fondo del alma, por los sacrificios que hicieron para cambiar la historia, para mi son unas ídolas, son unas heroínas, a las que les debo el que hoy día pueda elegir y hacer lo que quiera con mi vida.

La Tata, respetando, agradeciendo y admirando.