Archivo de la etiqueta: amor

La mejor decisión

Últimamente me han dicho mucho, Asu que valiente, tres.. estarás cansada no? Cómo haces? Me lo han dicho ya tantas veces que supongo que me debo ver cansada (no me extrañaría, lo estoy) . También es cierto que me ven menos (casi no tengo tiempo para nada). Si me vienen a visitar mi casa está más patas arriba que de costumbre (es que es desorden multiplicado por 3) Y si pues es verdad, valiente o no, es un chambón. Tres no son pocos, son un montón. Pero son nuestro montón, no somos valientes, somos felices, cansados, ocupados y felices.

Hoy vacunamos a Emilia. Está cabizbaja y decaída, pero no pierde la sonrisa… puede que no la pierda por que es una niña feiz, pero lo cierto es que no la pierde por que sus hermanos no la dejan.

Veo a mis tres cachorros, revolcándose en la cama, riendo, escondiéndose debajo de las mantas y haciéndose cosquillas, los veo mirarse con amor (a pesar que los mayores hace 10 minutos se podían desintegrar con la mirada) Pero se han amistado por que su hermanita menor no se siente bien y ellos la quieren ver sonreír. Esta pequeña los une, los reúne. Son un manchón y son el uno del otro y lo saben. Los veo tan juntos, tan unidos, tan hermanos que se me pone la piel de gallina.

Criar tres hijos no es fácil, menos con estas tremendas diferencias de edades, mientras una tiene explosiones hormonales el otro no se quiere bañar y la pequeña se volvió  a meter papel a la boca. Es agotador, estresante, difícil y hay veces que hasta frustrante…pero tener 3 hijos a sido la mejor decisión de mi vida.

No podría ya imaginar mi casa sin el desorden constante, sin los gritos, las peleas y las risas, pero sobre todo no puedo ya imaginar mi cama vacía sin estos 3 cachorros saltando debajo de las frazadas, adorándose y mirándose con amor, juntos y revueltos en las buenas y las malas, hoy y siempre.

Es un chambón, lo sé, hay que estar un poco loco, lo sé. Pero todo vale la pena cuando los vez amarse así, por sobre todas las cosas. Cuando te das cuenta que se entienden solo con la mirada, como si tuvieran un lenguaje secreto. Cuando vez que no necesitan decir nada para saber lo que el otro siente y necesita. Cuando te das cuenta que lo comparten todo, desde sus padres, sus genes, su historia hasta el último pedacito de chocolate. Ninguna otra relación puede ser tan íntima y única como esa.  Cómplices, amigos, socios, tribu…hermanos.

Ser un familión ha sido la decisión más descabellada y más cuerda que hemos tomado. Ha sido la mejor decisión de nuestras vidas. Tener un familión es nuestra vida.

La Tata Criando Hermanos

Yo grito, rujo y saco las garras delante de mis hijos.

Leyendo el título muchos pensarán que me volví loca. O que es un titulo con doble sentido y luego terminará siendo un post amoroso. Pues no, ni es un post amoroso ni hay doble sentido en el título por que es cierto: Yo grito delante de mis hijos.

Ejerzo la crianza respetuosa. Esto significa respetar a mis hijos, respetar a los demás y enseñarles a ser respetuosos, pero sobre todo y lo más importante enseñarles a hacerse respetar.

Lamentablemente no todos tenemos los mismos valores ni educación, por ende no todos respetamos las leyes, los derechos, el civismo ni al prójimo por igual. Me encantaría vivir en un mundo donde todo fuera paz y amor y mis hijos nunca me hubieran oído gritar, gritar y pelear por defender nuestros derechos, jamás por faltar al respeto o agredir a alguien.  Pero ya que no vivo en ese mundo con el que sueño  lleno de arco iris, con el pelo trenzado con flores  y paseando en unicornios, me toca gritar, y gritar fuerte con el par de ovarios que tengo, como la mamá leona que soy.

Me ha pasado ya varias veces (lamentablemente) que mi flaco o yo hemos tenido que alzar la voz y sacar las garras ante alguna situación de agresión en la calle delante de nuestros hijos, y lo que más me sorprende no es aquel que agredió, sino aquella (si, por desgracia la mayoría de las veces es una aquella y no un aquel) que en lugar de espantarse por la agresión se le aflojan los calzones y le indigna que nos defendamos por que estamos delante de los niños, y delante de los niños no se grita.. pero si la ofensa, la agresión ya fue delante de ellos!

Obviamente se que gritar delante de los niños no está bien. Pero tampoco lo está que crezcan creyendo que sus derechos se pueden pisotear. Que cualquier extraño en la calle tiene derecho a agredirlo de ninguna forma, ni mucho menos poner su vida en peligro. Y si eso pasa tengan por seguro que esta leona va a rugir por sus crías y va a rugir por ella, enseñándoles que uno no baja la cabeza por el que dirán.

El año pasado les conté indignada como el portero del edificio de atrás se portó pésimo con nosotros. La gata de mi hija tenía días desaparecida, íbamos tocando timbres, hablando con los vecinos y dejando volantes en las tiendas y edificios. (Gracias de nuevo a todos los que ayudaron en la búsqueda que fue exitosa!). Yo estaba panzona y con mis hijos cada uno en una mano. La mayor destrozada y llorando. Como el portón estaba cerrado metimos unos volantes debajo de la puerta, el salió los recogió, los leyó, nos miró y me empecé  a acercar pensando que nos iba a ayudar… nos tiró los volantes por la cara gritando que no lo llenáramos de basura… nos lo tiró con desprecio, a una mujer embarazada, un niño de 7 años y una niña de 11 que estaba llorando por su gata. En ese momento lo quería matar pero no me iba a poner en peligro así que me contuve y llame a mi flaco. Quien vino en 3 segundos y le cantó 4 verdades exigiendo una disculpa con nosotros. Los vecinos nos apoyaron, pero una señora estaba indignada, que horror como van a gritar delante de los niños. Por favor señora,  ni mi flaco ni yo vamos a permitir que nadie se meta así con nuestros cachorros, ni que ellos crezcan creyendo que alguien los puede tratar así o menos aún criarlos con miedo a hacerse respetar.

Hace 2 días tuve uno de los peores sustos en mucho tiempo. Estaba cruzando Benavides con Emilia en el coche. Cruzaba por el paso de zebra y en luz verde para mi roja para los carros. Un camionetón dobló  y se nos vino encima embalada, me movió la capota del coche y yo lo giré de inmediato. Lo tenía tan encima mío que pude solo estirar la mano y meterle tres golpes al carro mientras lo miraba a la cara y lo gran puteaba, si señores, sorry, pero lo GRANPUTEABA con un grito que me salía del útero más que del alma. Terminé de cruzar la calle y ya en la vereda arranque a llorar del susto, que gracias a dios solo fue eso, un susto.  Me raspaba la garganta del grito que había dado, y la verdad si me volviera a pasar lo volvería a hacer.

No me voy a quedar callada nunca. Menos aún si estoy delante de mis hijos. Los voy a seguir educando con respeto y amor, para que ellos nunca hagan las cosas por las que su mamá ruge,  grita y saca las garras. Los educo para que respeten a los demás, pero para que por sobre todas las cosas se respeten así mismos, caminen con la cabeza en alto y vivan sin miedo,  y para eso lo siento, pero en la sociedad en que vivimos no siempre lo podemos solucionar hablando, poniendo una queja o explicando, a veces tenemos gritar.

 

 

 

 

Hija, ya no voy a estar ahí.

Llegas a casa de una fiestita infantil con tu pequeña de meses en brazos preparada mentalmente para revisar tareas, mandar chicos a la ducha , conversar sobre lo que pasó en el cole y probablemente ganarte con una discusión semi pataleta sobre lo que quieren cenar hoy.. llegas preparada para todo.. menos para «Mami. el viernes tengo un tono».

La frasecita sigue retumbando en mi cabeza.. Mami el viernes tengo un tono… Cómo será mi cara de asombro… susto… pataleta que mi hija entra en ataque de risa y por unos escasos segundos tengo la ilusión de que todo sea una broma… pero no.. es cierto, mi pequeña, mi bebé, mi chiquitita está en primero de media y el viernes tiene un tono ¿Manyas?

No se que me impacta más… que ella esté grande, tan grande que está usando un polo que me quedaba hasta antes del embarazo, o que yo esté tía, tan tía que  ese mismo polo me quede como un disfraz huachafo. Que ella escuche música tonera a full volumen o que yo necesite un minuto de silencio por favor. Que ella tenga plan de viernes en la noche y yo no, o que ella tenga plan de viernes en la noche si es un bebé!

Hoy en la mañana hacíamos con mi flaco la lista de seguridad de la casa por que Emilia ya comenzó a gatear, rejas, protectores de enchufe, sujeta puertas, mallas, protectores para los bordes etc. ¿Cómo es que  solo seis  horas después estoy preparando mentalmente la lista de seguridad de mi pequeña adolescente? Y ahora que se supone que tengo que hacer.

Hoy solo me siento segura de una cosa:

SIEMPRE SOMOS MADRES PRIMERIZAS. Siempre habrán primeras veces para todo en nuestras vidas como madres. Siempre.

Hoy me tengo que sentar a recordar  esa etapa de mi vida, la primera fiesta, cuando me vino la regla, la primera vez que salí sola con mis amigos, el primer enamorado y todo lo demás. Toda una etapa maravillosa y alocada que hoy más  que nuca se que nunca volverá.

Hasta ahora aconsejarlos, guiarlos, educarlos no había sido difícil (aunque a veces pensé que si) Ahora viene una etapa de dualidad, cuantas veces como padres nos va a tocar aconsejarla o decidir lo opuesto a lo que hicimos nosotros en nuestra adolescencia. Y sin embargo, a pesar de haberlo hecho resultamos personas de bien. ¿Serán acaso todos los «peligros» de la adolescencia son necesarios para madurar? Yo no quiero que vaya a ese tono con esa super mini que yo fui, para que hablen todos de ella a sus espaldas.  Ni que tome un trago antes de tiempo y le caiga fatal (por que sabemos que le caerá fatal). Ni que fume un pucho por que sus amigas lo hacen. Ni todas las tonterías que se le vienen por delante.

Pero lo cierto es que yo no voy a estar ahí. No voy a estar ahí para decirle no lo hagas, cuidado, no hagas eso. yo no voy a estar ahí, voy a estar aquí para cuando regrese, y espero me siga contando todo como hasta hoy. Ya no voy a estar ahí físicamente pero si estará todo lo que sembré estos años en ti, y espero que puedas cosechar y  te sirva para tomar las decisiones correctas, para decidir lo que es mejor para ti. Espero que me siga contando todo a pesar de que se nos viene una época en la que ya no siempre estaremos de acuerdo, una época en que no todo lo que haga me parecerá bien ni será aprobado. Una época donde más de una vez me tocará ser la villana. Donde las puertas estarán más tiempo cerradas que abiertas. Una época donde más que nunca quedará claro que nos soy su amiga, no soy su hermana del alma, no soy su befa, quedará al descubierto que soy su madre, que es más que todo eso.

Mi hija entra en la adolescencia por la puerta grande con una sonrisa y ganas de comerse el mundo. Yo la miro desde el costado, ya no de su mano, y me siento como quien va a dar el gran examen final de su carrera, como quien va a jugar el gran partido de su vida por la copa del mundo. Luego de 12 años de amor, cuidados y crianza respetuosa estoy a punto de ver los resultados en la cancha. Estoy a punto de soltar a mi hija al mundo. Estoy a punto de dar el mayor paso de apego que existe, dejarla crecer. Dar un paso al costado para seguirla criando en esta nueva etapa que ha llegado. Donde la maternidad y crianza, madre e hija ya no son las protagonistas. Ahora este es su cuento, esta es su película, esta es su historia. Ella es desde hoy la heroína de esta nueva historia que espero día a día me la cuente antes de ir a dormir.

-La Tata, cosechando

La crianza con apego, respetuosa y natural.. resultados 11 años después

Han pasado ya 11 años, más de una década desde que mi flaco y yo empezamos a criar. Cuando nos iniciamos como padres en esta maravillosa vida junto a nuestros hijos no se hablaba de la Crianza Respetuosa, no estaba de moda la Crianza con Apego. Nadie hablaba en términos de crianza natural, lactancia prolongada, porteo y colecho. Simplemente nos pusimos a criar como nos parecía era lo mejor para nuestras crías, guíados por instinto y con algo de información.

Hoy 11 años después de dormir 3 años con cada hijo, dar la teta todo lo que se pudo, cargarlos mucho y  respetarlos siempre, les puedo decir con el corazón abierto que no nos arrepentimos  ni por un momento de todas esas noches compartiendo nuestra cama, de todas esas tetas prolongadas y descaradas, de todos esos brazos incluso cuando ya pesaban tanto. No nos arrepentimos nada, tanto así que estamos nuevamente embarcados en la aventura, esperando un tercer hijo, seguros e ilusionados de criarlo/a como a sus hermanos

Mis hijos tienen hoy 11 y 8 años.  Son niños seguros, independientes, buenos. Confían en nosotros y sobre todo, confían en si mismos.  Saben estar solos por que se valoran, se respetan y se quieren. Saben estar acompañados por que valoran, respetan y quieren a los demás.  Son niños felices.

Hoy que la pubertad ya toco mi puerta se encontró con una jovencita preparada y segura de si misma. No te voy a decir que la teta y el colecho te libran del «tu no me entiendes mamá» , la explosión de hormonas y que salga corriendo llorando de tu cuarto. Nada nos va a librar de eso. Ni tampoco nos va a librar de que nos pulseen para ver quien es más fuerte, quien tiene la razón, parte de hacerse grande, de hacerse mujer es pasar la rivalidad y vencer a la madre.  Pero si te digo que sale llorando a su cuarto sin dudar ni por un segundo que es la más amada, que es comprendida, y que se le respeta ese espacio que necesita. Ella vuelve sola, a penas se calma, es consiente que la hormona la domina y rápidamente está aprendiendo a controlarla. Es una niña convirtiéndose en mujer, expuesta a la presión de grupo, sin embargo toma sus propias decisiones, no hace lo que los demás sólo por seguir al grupo.

Tengo un niño de 8 años casi, que durmió con nosotros hasta los 3, eso no quita que le tenga que repetir 7 veces anda a bañarte o haz la tarea. Pero es un niño auténtico sin miedo a ser diferente orgulloso de su intereses muchas veces distintos a los de los demás. Le interesa la historia, las antiguas civilizaciones y su relación con los extraterrestres… así como también puede jugar mind craft como cualquier niño de su edad. Un niño que jugaba con muñecas, por que así como le encantaba jugar a los carros, también era feliz jugando al papá. Un niño que a su corta edad está buscando donde guardar mis zapatos y mover mi mesa de noche por qué «Ahí tiene que ir la cuna del bebe mamá, tenemos que sacar tus cosas para que la cuna este pegadita sin barrote a tu cama y mi hermanito pueda tomar la teta todas las noches» Un niño que mañana será un hombre, un padre una pareja llena de amor, respeto y contención.

Hasta ahora estoy feliz con los resultados de nuestra crianza, verlos seguros, felices, amados y amables, valientes y atrevidos me hace creer fielmente que hicimos lo correcto.

Ahora, no confundamos, cuando hablo de criar con apego, con amor, con respeto y de forma natural, hablo exactamente de eso. NO confundamos, que a veces lo hacemos, con criar sin disciplina, sin límites, sin consecuencias y sin rutinas. Todo es perfectamente aplicable desde el respeto y el amor, y es además indispensable para una crianza estable y un buen desarrollo de nuestros hijos.

Nunca les he pegado ni les pegaría a mis hijos, ni el más mínimo jalón de pelo ni apretón de brazos. Eso no significa que no los discipline cuando hay que hacerlo. Primero que nada tenemos que darnos cuenta que existe una edad para todo, no vamos a «castigar» ni disciplinar a un niño de 1 año, que no ha hecho nada con ninguna intención, ni buena ni mala, sólo está explorando y conociendo el mundo. Primero debemos identificar que nuestros hijos ya tienen una edad para entender las consecuencias, que nos pueden entender cuando hablamos y explicamos el por que eso no debe volver  a  pasar y entender las consecuencias de hacerlo.

Por ejemplo no creo en las duchas frías para calmar una pataleta, me parece invasivo, agresivo y una falta de respeto hacia ellos y su cuerpo. Sin embargo el agua fría en si, si funciona. Cuando me he visto en esos casos, sacando paciencia de las últimas reservas los he acompañado al baño, he abierto el caño y les he pedido que se calmen que se laven la cara con agua que se sentirán mejor. El agua fría refresca y me ha ayudado siempre a calmar la pataleta, pero con amor y con respeto, eso si, yo seria, para que tengan claro que esa es una situación que está muy lejos de hacerme feliz.

Creo en hablar con ellos, en enseñar con el ejemplo. Cultivares el principio de que toda acción tiene consecuencias y que finalmente uno solo cosecha lo que siembra.

Creo también que en la crianza es  tan importante como la teta, el colecho y el porteo, como la relación que hay entre los padres. Con padres me refiero a quienes crían a los niños. Mamá y Papá (juntos o separados) Mamá y tía, papá y abuela, abuelos, padrinos. etc. Es importante nunca desautorizarnos, si uno está equivocado o fue injusto, hablemos lo en privado, demos le la oportunidad al otro de irse a disculpar con el niño, admitir que su reacción fue exagerada o equivocada, admitir que los adultos también fallamos y pedimos perdón.  Trabajemos en equipo siendo un frente común.  Es importantísimo  para su estabilidad.

Tratémonos entre nosotros, como pareja, como familia, con amor y con respeto. Besémonos mucho, abrazémonos siempre. Enseñamos con el ejemplo no con las palabras. Respetemos y ayudemos a los demás, seamos solidarios, respetemos y cuidemos de los seres vivos y adoremos a la naturaleza que nos rodea. Todos esto queridos y queridas es parte de criar con apego, con amor y con respeto, no se limita solo a la teta, al colecho o al porteo.

Yo no puedo decir cual es la formula mágica, ni que crianza es mejor, yo creo en esta, veo los resultados y hoy 11 años después estoy dispuesta a comenzar de nuevo y repetir paso a paso, con el mismo amor, con el mismo respeto, con la misma entrega y con el mismo apego.

Hoy me atrevo a decir que para nosotros funciono.

La Tata, arrancando de nuevo

ilustración de Claudia Tremblay

ilustración de Claudia Tremblay

 

 

 

 

 

 

Cuando le pegas a un niño…

Cuando le pegas a un niño, no importa el motivo, la situación ni las escusas. Cuando le pegas a un niño no estás educando, enseñándole disciplina ni lo estás haciendo por su bien. Cuando le pegas a un niño solo estás abusando. Lo estás maltratando. Lo estás agrediendo. Lo estás humillando.

1. Cundo le pegas a un niño NO lo estás educando. Cuando le pegas a tu hijo le estás enseñando que alguien más tiene derecho a agredirlo,  a tocarlo de una forma que le hace daño. Le estás enseñando que se debe dejar abusar por que tu eres grande y el pequeño.

2. Cuando le pegas a un niño NO estás moldeando su carácter. Cuando le pegas a tu hijo , lo vuelves débil, frágil, asustadizo. Es un niño que se mueve y actúa por el miedo. Es un niño que  crece creyendo que no sabe y no puede defenderse, por que tu eres más grande y más fuerte.

3. Cuando le pegas a un niño NO lo vuelves más fuerte, estable y confiado. Cuando le pegas a tu hijo le estás enseñando que ese adulto que debe quererlo, protegerlo y cuidarlo, puede  también maltratarlo y hacerlo sufrir por que le parece que se lo merece. Le estás enseñando que el merece ser maltratado y abusado. Estás destrozando su auto estima y su propia visión sobre si mismo

4. Cuando le pegas a un niño NO le estás enseñando a resolver los problemas. Cuando le pegas a tu hijo le estás enseñando que los problemas se resuelven a golpes, con violencia no con la razón. Que es el más fuerte y salvaje el que  gana aunque este equivocado. Que la justicia no existe, solo la fuerza bruta.  Le estás enseñando que esta bien perder el control de sus actos

5. Cuando le pegas a un niño NO te duele más a ti que a el. Cuando le pegas a tu hijo le duele. Le duele mucho. Es un dolor que no podría describirlo, un dolor que lo aterra antes que caiga el siguiente golpe por que sabe como duele. El es frágil y pequeño tu eres grande y poderoso

6. Cuando le pegas a un niño NO lo haces por amor.Cuando le pegas a tu hijo le estás enseñando que a la persona que más quiere en el mundo  le parece bien hacerle daño. Le estás enseñando a amar a su agresor.

7. Cuando le pegas a un niño NO lo estás haciendo por su bien. Cuando le pegas a tu hijo no hay nada que pueda estar bien. Vive aterrado, sin saber que se merece vivir de otra manera. Sin saber que no tendría por que conocer el dolor físico de esa manera. Que no tendría que llorar asustado en las noches sin entender por que le duele tanto el cuerpo y el alma.

8. Cuando le pegas a un niño NO lo estás haciendo crecer. Cuando le pegas a tu hijo estás dejando marcado emocional y socialmente al adulto que será el día de mañana.

9. Cuando le pegas a un niño NO lo estás corrigiendo. Cuando le pegas a tu hijo lo estás llenando de odio, miedo, rencor y depresión. Le estás mostrando el lado más bajo del ser humano, le estás enseñando que el abuso es la única solución

10. Cuando le pegas a un niño NO lo estás haciendo por que se lo merece. Cuando le pegas a tu hijo, le estás robando la inocencia, su niñez, le estás minando la moral, le estás rompiendo el alma. Cuando le pegas a un niño, cuando le pegas a tu hijo, le destrozas la niñez.  El solo merece amor.

Como adultos es nuestra responsabilidad parar el abuso a menores. Controlarnos, encerrarnos en nuestro cuarto, decirles ahora mismo no te quiero hablar estoy furiosa. Meterte a la ducha y calmarte.Salir de la casa y respirar. Hay mil cosas que podemos hace para calmar la furia que llevamos dentro que podrían llevarnos a un acto tan doloroso como pegarle al niño que debemos proteger. Vivimos situación de estrés, tenemos preocupaciones, podemos estar pasando por problemas terribles, pero siempre tenemos la opción de controlarnos y alejarnos antes de estallar.

Debemos también denunciar estos abusos. No quedarnos callados. Los niños no se pueden quejar, muchas veces no tienen a quien acudir por que la gran mayoría de los casos son los mismos pares quienes abusan, y ellos no tienen a quien pedir ayuda. Si escuchas o ves un caso de agresión pide ayuda. AYÚDALO

Si fuiste víctima de violencia cuando fuiste niño. Sánate. Perdónate. No fue tu culpa. TU no te lo merecías. Que pudiste hace que fuera tan grave… Romper un jarrón? Mentir? Jalar un examen? Contestar mal? Olvidarte de un encargo? Romper algo? Robar algo? Fastidiar a tu hermano?  Nada de lo que hayas echo justifica lo que pasó. Perdónate, cierra el capítulo. NO repitas los mismos errores.

No podemos ser responsables de la niñez que tuvimos.  Pero somos responsables del adulto en el que nos convertimos.   Y como adultos no podemos perdonar la violencia infantil.

Hoy los tiempos han cambiado y sabemos con pruebas que la violencia infantil no es una forma de educación, es solo violencia

Un golpe dado a tiempo no corrige, no educa, no enseña.

 

 

 

La Abuela que me parió.

Hace unos días mi abuela cumplió 90 años. Ella es una abuela singular no es una abuela cualquiera, es una abuela atípica, polémica, con pantalones, con mierdas y carajos, graciosa e insoportable, conocida y reconocida, gritona y tierna. Para muchos una abuela famosa, querida por unos odiada por otros. Para mí no solo es Martha Hildebrandt, para mi, es  La Abuela que me Parió.

Hace ya casi 38 años mi Tata (si Tata, no te atrevas nunca a llamarla abuela, ella no es abuela de nadie.. al menos así me quedó claro desde que tengo uso de razón.) Bueno, retomando,  hace casi 38 años mi Tata estaba a punto de pasar el día más difícil de su vida, un día que le cambiaría la vida para siempre.  En esa época ella  era Directora en La Unesco y vivía en Paris con su hija de 15 años (mi madre). Hacía ya algunos años que se había separado de mi Abuelo, así que estaban solas en casa con la empleada.

Su hija, no se había estado sintiendo bien esa noche, así que Martha estaba un poco alerta y lista para llevarla al doctor por la mañana, sospechaba que podría ser una cistitis, pero nunca se imaginó ni estuvo preparada para  lo que estaba a punto de pasar, en verdad nadie en su sano juicio podría estar preparado para algo así.

Eran las once y pico de la noche y su hija entró de golpe con un periódico en la mano que tiro al piso (si, como lo leen, le dio tiempo de encontrar papel y tirarlo al piso para no ensuciar.. de locos) . La jovencita se tiró al suelo encima de la prensa francesa y anunció en exclusiva el flash informativo:  “Mamá estoy teniendo un bebe”

Así fue como mi Tata se enteró que sería abuela por primera vez, que su única hija iba a tener su primer bebe, con mi madre pujando echada en el pasadizo sobre un montón de periódicos, sin poder dar más explicaciones que las evidentes.

Parece que yo estaba al tanto de la complicada situación y decidí no dar más problemas. Fue un parto rápido. Como dice siempre mi Tata, “Saliste como un corcho de limonada” La verdad nunca he visto una botella de limonada con corcho pero supongo que serían super fáciles de destapar.

¿Se pueden imaginar la escena?  Enterarte que tu hija está embarazada mientras recibes sin ningún tipo de preparación a tu nieta en brazos? Mi Tata asistió el parto como una comadrona profesional. Amarraron mi cordón entre las dos , y mi Tata lo cortó con hilo dental. Mi pobre madre agotada  se fue a duchar y mi Tata se quedó conmigo en brazos, me limpió, me envolvió en una frazadita de Air France, mientras nacía nuestro amor a primera vista.  Aterrada por que no lloraba me entregó a la portera (que había subido a ayudar). La portera me acercó a la calefacción (pleno febrero en Paris, un frio que pela) y luego de calentarme un poco tranquilizó a mi Tata diciéndole “Si respira”.

Ese fue el primer día que nos vimos, el día que nos conocimos, un día agotador e intenso, un día tan sorpresivo que no dio tiempo ni de ver el reloj, por lo cual siempre quedó la duda de si nací el 7 o el 8 de febrero. El día en que por primera vez estuvimos las 3 juntas, como iríamos a estar siempre durante largos años de nuestras vidas.

La mayoría conoce solo la parte pública de Martha Hildebrandt (no tendría por qué ser de otra forma) .Pocos saben que 2 años después de que la cigüeña me dejara en Paris, volvimos a Lima y  Martha Hildebrandt, Mi Tata, dejó de ser una figura política y pública, y se dedicó de lleno al trabajo intelectual desde la casa  durante 16 años (hasta que yo cumplí los 18). No fue a propósito, pero si fue una maravillosa coincidencia, que ella pudiera estar en casa conmigo, durante mi niñez y adolescencia.

1923518_49769031959_9258_n

Se la imaginan todas las noches viendo los Picapiedra con una niña de 5 años? Pues, era uno de nuestros programas favoritos. O tejiéndole a su nieta ropa a juego para ella y su muñeca? No saben los conjuntos maravillosos que me hacía.

Me enseñó a jugar cartas, saltar soga, jugar dominó y no aburrirme.  Me enseño primeros auxilios contra mi voluntad. Me había entrenado para que si alguna vez alguien sufría una picadura de abeja yo debía llevarle corriendo el amoniaco (En algún lugar mi Tata había leído que era lo mejor para las picaduras)  Yo me lo tomé super enserio porque además nadie me aclaró que la picadura de abeja no era super venenosa como yo creía.  Por fin llegó el día en que a mi abuela la picó una abeja. Yo feliz y aterrada salí disparada por el frasco de amoniaco y por hacer las cosas mejor mientras corría con el pomo en la mano lo destapé. Que tal bofetadón! Hasta ahora recuerdo el olor como un puñetazo en mi cara tirándome para atrás y noqueándome. Acto seguido, la picadura dejó de importar mientras me despertaban medio desmayada en el suelo.

Nunca me enseñó a cocinar… por que no podía. Me enseñó lo único que sabía hacer, tostadas francesas y huevos revueltos. Cuando vivía  con ella si  algún día nos quedábamos sin empelada salíamos a comer a la calle y si estaba con suerte me dejaba almorzar boliquesos con chizitos, eso si, en plato y con cuchillo y tenedor. No se cómo sobreviví a esa alimentación, gracias a dios mi madre sabe cocinar!

También me enseñó a tejer y “zapato en la cama no”. Me encantaban  nuestras salidas a larquear. Hacer las compras juntas con su lista escita en una tarjeta blanca dividida en 3, MH: cosas que ella necesitaba, Casa, y N todas las cositas que yo podía querer o necesitar. Extraño irnos en colectivo a Lima cuadrada a que me compre cuentos y luego tomarnos un café en el Bolivar. Ella un cortado, y yo un Capucchino con extra crema, sin agua, sin leche y sin café.

Era su pequeña acompañante, me llevaba a todos lados. Me ganaba con todos los chismes de mis tías y yo feliz, porque me ganaba también con todos los mimos y apachurres. Siempre juntas.

Nuestras noches terminaban siempre igual. Desde chiquita antes de dormir, después de leer, cada una en su cama, un cuarto frente al otro, yo cerraba mi libro y le decía,” Tata, hasta mañana para apagar la luz” y así se lo seguí diciendo incluso cuando la llamaba desde España ya madre de dos y colgábamos el teléfono antes de dormir.

Siempre le he podido contar todo, y aunque he querido nunca le he podido ocultar nada. Tiene conmigo un sexto sentido con el cual sin mirarme ni oírme ya sabe si algo me ha pasado. Con lo cual me desarma y no me queda más nada que desahogarme. Tiene siempre unos consejos brutales y geniales. Que me han ayudado a ser feliz a lo largo de mi vida.

Tuvo el buen criterio de no mentirme nunca ni dorarme la píldora. Fue ella por ejemplo la que siempre desde que nací me contaba cómo había llegado al mundo con total naturalidad. Que  no tenía padre (en ese entonces) pero que si tenía abuela. Eso sí, me advertía y repetía mucho los apellidos de mi padre biológico no vaya a ser que de grande me enamoraba de un primo hermano y terminábamos como los Buendía.

Me apoyó y dejó libre cuando a los 16 decidí encontrar a mi padre. Me metió en su cama y apachurró siempre que tuve mal de amores.  Me dio al abrazo más grande de amor cuando sin buscarlo me quedé embarazada de Fernanda.

Desde que tengo uso de razón me trató como a una igual, como a una adulta. Siempre me dio responsabilidades y habló con la verdad, con respeto y con amor. Pero cuando me mira y me habla, incluso hoy 38 años después, sigo siendo su chiquita, su pequeña, a la cual le quiere dar permiso hasta para ir con sus hijos a la bodega.

Hoy tengo la suerte, el lujo, el privilegio de seguir a su lado, seguirle pidiendo consejo, seguirla abrazando.  Hoy en nuestros corazones sigo siendo esa pequeña que llegó al mundo en sus brazos para cambiar nuestras vidas.

Hoy escribo esto con el corazón, para mi abuela, mi Tata, La abuela que me parió.

Tata. Hasta mañana para apagar la luz.

Nadiana.

10923557_10153520134802785_7426829137551743267_n

Siempre seré una madre primeriza

Cuando hablamos de «primerizas» nos imaginamos a una mamá embarazada, con un bebe o un niño pequeño.  Cuando vemos a una mamá de hijos adolescentes, la vemos como una madre experimentada, que ya lo sabe todo y es la voz de la experiencia. FALSO! MENTIRA! Puede que las que tenemos hijos más grandes tengamos un par de años más de experiencia, pero te confieso querida compañera de tribu, que lo de primerizas no nos lo quita nadie..

Los hijos van creciendo y nosotras con ellos de la mano. Nada nos prepara para lo que viene en la siguiente etapa. Luego de la primera teta, el primer mamá, la primera papilla, el primer diente, el primer paso, el primer día de cole y muchas primeras veces más la cosa no termina ahí. Hay muchas primeras veces que nos acompañarán durante toda la vida cuando eres mamá, por que la maternidad no se acaba con la niñez, la maternidad dura para siempre.

Yo hoy entrando a la pubertad me siento más primeriza, más perdida y más llena de dudas que nunca. Me encuentro frente a un sin fin de nuevas primeras veces, y no siempre sé si estoy reaccionando bien o tomando las decisiones correctas. Me siento tan vulnerable y dudosa como me sentía cuando la tuve en mis brazos por primera vez. Todas las dudas y preguntas vuelven a mi cabeza ¿Lo haré bien? ¿Soy buena madre? Y ahora…¡¿Qué hago?!  y con ellas también todas las emociones maravillosas de verla crecer y disfrutar de la vida. Me temo  que esta sensación de primeriza no va a desaparecer cuando superemos el primer beso, la primera regla, la primera fiesta y la primera rotura de corazón.

Hoy tengo más claro que nunca que seré primeriza por el resto de mi vida, que cuando supere la adolescencia y mi pequeña sea ya una mujer, aún habrán un sin fin de maravillosas primeras veces por venir. Los nervios cuando se vaya de viaje sola por primera vez, el orgullo que sentiré ese día que tomemos desayuno en su primer día de trabajo, el vacío y satisfacción de verla crecer cuando se independice y se vaya a su primer segundo hogar. La primera vez que me invite a comer a sus casa.

Me alivia saber que seré primeriza por siempre, que aún hay mucho por descubrir, que nos faltan infinitas primeras veces por sentir. Que seguiremos creciendo juntas de la mano. Que hay mucho que me falta por aprender como mamá en este largo y mágico camino. Que hay emociones maravillosas que me quedan por vivir por primera vez, cada una más maravillosa que la otra. Como cuando llegue a casa, corriendo a mis brazos y me diga, «Mamá. Estoy embrazada. Voy a ser mamá.» Cuando la vea por primera vez con su hijo en los brazos y me lo de para cargarlo y olerlo por primera vez, parte de mi, el bebe de mi bebe. Y es que si, así es, seremos primerizas por siempre y para siempre, por que seremos madres toda la vida, y esto no se nace sabiéndolo hacer, esto se aprende viviéndolo un día a la vez.

La Tata, agradecida de ser primeriza por el resto de su vida.

La noticia del segundo embarazo, es lo que esperabas?

Hace uno días una de mis mejores amigas me vino a visitar con una maravillosa noticia. Después de intentarlo varios meses, por fin estaba embarazada de su segundo hijo. Yo me puse a saltar en una pata de la felicidad. Sin embargo ella casi rompe en llanto.

embarazada_rojo

Cuando buscas tener un segundo hijo lo haces más confiada, ya sabes lo que es ser mamá y quieres otro, la tienes re clara. Te imaginas una y otra vez el momento en que te enteres que  estás embarazada de nuevo. Por eso nos sorprende cuando por fin lo logramos, y a veces, no sentimos esa explosión de felicidad que sentimos con el primero.

Yo creo que no solo es válido pasar de la seguridad y felicidad de la búsqueda del bebe, al miedo, sentirse abrumada e incluso tal vez un poco deprimida cuando te enteras que ya está el segundo hijo en camino. Creo que es válido y que tiene todo el sentido del mundo.

Primero que nada no olvidemos nuestra revolución hormonal, cada embarazo es un hijo distinto, un ser maravilloso y único creciendo en nuestro interior, que afecta de manera diferente nuestro estado emocional y físico. Ningún embarazo es igual al otro por que ningún hijo es igual al otro.

Es un segundo embarazo, ya tenemos experiencia, lo hemos vivido antes . Sabemos lo maravilloso que es estar en embarazadas, sentir como la vida de nuestro hijo, lo que más amamos en el mundo crece en nuestro interior. Sabemos lo que es el parto, finalmente conocerlo y sabemos lo que es tenerlo en nuestros brazos de ese momento en adelante. Conociendo el sentimiento de la felicidad absoluta, es lógico que nuestro miedo a una pérdida, tan común en el primer trimestre, nos abrume y asuste de forma consciente o inconsciente.  Podríamos entonces decir que es incluso un mecanismo de defensa el no sobre emocionarnos hasta que estemos bien seguras que todo está bien.

Por otro lado a diferencia del primer embarazo el mundo no gira en torno a nosotras, nuestra panza y la noticia. Está vez nuestro mundo gira en torno a como se lo tomará nuestro primer bebe, como prepararlo para la llegada del hermano/a y como esto cambiará y afectará su vida. «Compensamos» y aprovechamos todo el tiempo que queda de exclusividad, como si los estuviéramos por abandonar de alguna manera. Recuerdo que a mi el sentimiento de culpa me duró hasta que los vi juntos por primera vez, hasta que vi «Esa mirada que me enamoró» entre los dos. Pero hasta entonces sentía que en cierta forma le había quitado algo a la mayor, nunca más equivocada, le estaba regalando el mayor regalo de la vida, un hermano.1930284_28555996959_5982_n

Y claro con toda esta mezcla de sentimientos, dudas, comparaciones  y preocupación ante la diferencia de emoción con la noticia del embarazo, aparece uno de los mayores miedos inconfesables que puede sentir una madre. Confieso abiertamente que yo lo sentí:

«No se si podré llegar a amar como amo a mi hija».

923118_10151395498611960_1753378209_nPasaron unas semanas  antes que pudiera confesarlo a alguien. Pero la duda me atormentaba. Recuerdo que una noche chateando con un tía querida hasta tarde no aguanté más y lo solté. «Tengo miedo» «Me muero de miedo de no poder querer a este hijo igual que amo a Fer, se que amo a mi hijo, pero cuando nazca, no se si podré»…

La verdad, no tuve que esperar a que naciera para sentir que lo amaba con toda mi alma.  Solo tuvo que pasar un tiempo, un tiempito corto, estar segura que todo estaba bien, involucrar a mi hija, disfrutar los tres de nuestro embarazo. Disfrutar las diferencias, habían menos sorpresas, pero más experiencia, disfrutar cada semana más por que ya sabía que se pasaba rápido, entender que no era mi embarazo, que era nuestro embarazo.

Y cuando nació y lo abracé por primera vez, aún con el cordón latiendo, lo supe, lo sentí, lo sentí clarito, sentí como se me ensanchaba el corazón con todo el amor que uno puede llegar a sentir y lo amé, lo amé como a Fer, lo amé como ya lo amaba en verdad desde que lo empecé a buscar, lo amé como solo ama mamá.

nacho

 

Así que querida amiga, no te preocupes, es normal, es mucha información, son muchos sentimientos, es mucha la comparación. Ningún embarazo es igual, por que ningún hijo es igual, y tu ya no eres la misma. No eres una mujer convirtiéndote en madre. Eres una madre, teniendo otro hijo, eres una madre ensanchando su corazón.

 

-La Tata, con el corazón rebosando de amor.

 

 

Dulce espera, puede ser. ¿Dulce búsqueda?… no tanto!

Si bien cuando tienes un hijo el tiempo se pasa volando no es igual cuando tratas de quedarte embrazada. Cuando buscas a un bebe los tiempos se hacen eternos, primero esperar esa primera regla que dará inicio a todo, esperar una semana para ovular y  pasar 5 días delis de acción pero claro esperando 24 horas mínimo entre encuentro y encuentro, imaginándote después de cada vez si habrá sido «la vez». Ahora viene lo difícil.. las siguientes dos semanas, 15 días, muchas horas esperando si te vendrá o no la regla.. analizando cada síntoma,  que además para ser bien irónicas  son  los mismos que cuando te va a venir la regla y cómo te venga…viene el bajón… más a regla, combo completo… y a arrancar de nuevo. Así que la búsqueda es la real espera.. una espera no siempre tan dulce como una creería. Todos te recomiendan mantener la calma, no ponerte ansiosa, pero ¡¿Cómo?! ¿Cómo se supone que estés tranquila y mantengas la calma si eres un manojo de emociones? Has tomado la decisión más feliz de tu vida, la aventura más emocionante, la responsabilidad más grande, el paso más importante. Estoy buscando tener un hijo. ¡Cómo supones que mantenga la calma!

4f2434e6d87523fbdd766e61e9fc2a44

 

Cuándo me quedé embarazada de Fer, fue, como la mayoría de los primogénitos, un chispotaso, por lo tanto me salvé de las angustias de la espera.  No tenía ni idea por lo que había que pasar para quedarse embarazada. Simplemente, era feliz, estaba embarazada sin esfuerzo alguno, sin esperas, como magia… de inmediato.

 

 

Imagen1No me malinterpreten, buscar un hijo es maravilloso, es una decisión de amor, de familia, de compromiso, no me imagino un momento más honesto y que simbolice más un «te amo para toda la vida, seamos una familia por siempre» que la frase: «tengamos un hijo juntos» o más aún: «tengamos OTRO hijo juntos». Me parece un momento tan importante y maravilloso como los demás momentos que están por venir, el día que te da positivo y el día del parto. Esto es el inicio de todo. Por eso no entiendo como no ser un manojo de nervios entre regla y regla.

Unos meses después de que Fer cumplió 2 años, decidimos tener otro hijo, ninguna otra decisión que hayamos tomado juntos en la vida fue hecha con tanto amor o compromiso como esa. Durante unos meses, la búsqueda de Nacho era lo más importante en mi cabeza. Todavía no había dejado la píldora y ya veía cosas de bebes. No habíamos empezado a buscar y ya tenía una lista secreta con nombre que me gustaban. Y así esperamos la primera regla, dejar las hormonas y ponernos manos a la obra. Super chancones hicimos toda la tarea, Yo estaba segura que ingresábamos a la primera. Pasó la ovulación y tocó esperar, caminar por las paredes, hacerme la loca «que demore lo que tenga que demorar» pero en el fondo quería hacerme un test pero ya y que diera positivo, está de más decirles que no fue así. Me vino la regla un día antes de lo que tocaba. A pesar de saber lo difícil que es quedarte a la primera igual igual me sentó fatal, y mezclado con la hipersensibilidad de la menstruación… que les puedo decir. Sólo quería llorar, pero como todos me decían que no era para tanto, tragué, aguanté y aunque por fuera se me veía bien, por dentro me sentía herida.  Una pone toda la emoción, todos tus sentimientos en esta espera, lo intentes uno, dos, tres o veinte veces siempre es igual, la ilusión por un positivo es total siempre.

Pasó el primer mes y lo intentamos un par de meses más. LLegaba la regla, esperar una semana, una semana deli de acción y a esperar.. a esperar y a confundir síntomas, me duelen las tetas y no me entran en el sostén¿Será?… Me muero de sueño ¿Será?… tengo acidez ¿Será?… y así tres meses en total y finalmente dio positivo. Sé que 3 meses es rápido, claro son solo 3 intentadas, lo que pasa es que en meses suena mucho, en semanas suena más y si cuentas que son 90 días esperando entre una y otra cosa tal vez puedas entender y no sentirte mal por estar ansiosa, por estar emocionada y nerviosa, y por sentirte mal cuando te viene la regla y te quieres embarazar.

 

Está bien tratar de mantener la calma, por que las emociones tienen mucho que ver en el proceso de embarazo, pero no creo que esté bien que tratemos de invalidar, ocultar o negarnos nuestras emociones y sentimientos. «No pasa nada, el próximo mes seguro te liga, sigue intentando… «¿No pasa nada? Si pasa, no me quedé embarazada esta vez, lo voy a seguir intentando, y claro que me voy a quedar embarazada en algún momento, pero no fue está vez, me vino la regla, estoy sensible y tengo ganas de llorar.

http://3.bp.blogspot.com/-mVA9RXPfWgs/UfpytLOGscI/AAAAAAAAASw/gc7vBmjiHSk/s1600/uetro+arbol.jpeg

 

Creo que los procesos los debemos vivir por completo, conocernos como mujeres, conocer nuestro ciclo lunar. Debemos reconocernos en nuestro ciclo, reconocer nuestras emociones y nuestros yos en cada fase, más allá de saber cuando reglamos y cuándo ovulamos. Hay muchos factores comprometidos en el proceso de fecundación, querernos, aceptarnos y conocernos a nostras mismas y a nuestras emociones son  básicos para este momento tan hormonal, tan lunar, tan nuestro.  La regla es nuestro momento en el ciclo para conectar con lo más profundo de nuestro ser, es un momento de descanso y de auto contención , más aún cuando esa regla es el resultado negativo a un embarazo.Curarnos, querernos y descansar en esos días nos recupera, para llegar a nuestra fase sensual, de amor y vida, a nuestra ovulación, curadas y llenas de energía para intentarlo de nuevo y arrancar otra vez.

letsrockmamy.wordpress.com

letsrockmamy.wordpress.com

Si aprendemos a reconectar con nostras, querernos y conocernos, podremos arrancar sanas, plenas y felicesy llenas de amor una y otra vez, todas las veces que haga falta con la tal vez no tan dulce búsqueda.

No tan dulce, pero si emotiva, ansiosa, sensual, entregada, amorosa, lunar, comprometida y hormonal búsqueda.

 

 

 

 

 

 

 

 

La mirada que me enamoró.

Fue hace varios años y lo recuerdo como si fuera ayer. Recuerdo como se detuvo mi corazón ante la emoción. Cosquillas, frío, calor y electricidad recorriendo mi cuerpo desde los pies hasta la cabeza. Fue increíble, fue maravilloso.  Estaba nerviosa y lo esperaba con ansias. Lo había soñado por meses, lo había querido siempre. Me creía preparada, lo había esperado toda la vida, pero lo que pasó en ese momento me superó.

La emoción, la ilusión, la luz, el amor, la magia fue total. Fue la primera mirada. Duró lo que dura un suspiro, lo que dura el amor, duró para siempre en mi corazón. A esta mirada de amor puro  le siguió el primer beso y el primer abrazo que abrieron camino a su primera sonrisa y de la mano llegaron mis primeras lágrimas de felicidad de madre de dos.

Se habían conocido.

Le había nacido un hermano menor, le habían regalado una hermana mayor y fueron instintivamente felices, fue amor a primera vista, fueron hermanos a primer vista. Se van a pelear, se van a adorar, se van a acusar y meter cabe,  se van a proteger y respaldar. Sólo ellos crecerán con la misma sangre, el mismo presente y el mismo pasado, para ser totalmente diferentes y tener su propia historia, y solo entre ellos sin palabras y ni explicaciones podrán entenderse por que los une todo, por que son el uno del otro. Por que no van a ser los mejores amigos de la vida, van a ser hermanos para siempre.

-La Tata, enamorada de la primera mirada.

1930284_28555986959_5506_n