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En la maternidad y crianza no existe Blogg grande ni chiquito.
Si tienes un blogg de maternidad y crianza este post es con todo mi amor y sinceridad para ti.
Quiero empezar por decir una verdad absoluta que todos debemos tener en mente siempre. No existe blogg grande ni chiquito. Desde el momento en que llegamos a una mamá, a una sola que nos lee, que está al otro lado de la pantalla con la que hemos creado una conexión, un vínculo, una relación.. desde ese momento no importa la cantidad de seguidores o me gusta o comentarios. Importa solo esa mamá, importa solo ese me gusta, importa solo ese comentario. Desde ese momento tu blog es importante no por números y estadísticas si no por lo que en verdad vale esa mamá al otro lado de la pantalla.
Sabiendo esto hay unos consejos que quiero darte por que a mi hace 4 años me hubiera encantado que cuando empezaba alguien me los diera a mi.
- RESPONSABILIDAD: Debemos ser muy responsable con la información que compartimos. Todo lo que subimos en redes llega a una mamá que está buscando información. Que quiere aprender más. Por eso tenemos que estar seguras que toda la información que subimos es cierta, está sustentada y si son temas profesionales específicos (psicología, pediatría, psicomotricidad etc) hacer la consulta con especialistas que te avalen esa información. Siempre que compartimos nuestras experiencias debemos especificar eso, que son NUESTRAS experiencias, que que eso funcionara para nosotras no significa que funcione para todas.
- NO JUZGAR: No debemos JUZGAR NUNCA. No importa la línea de nuestro blog. NUNCA JAMÁS debemos juzgar. Estamos hablándoles a mamás y papás que están dando lo mejor de sí. No podemos juzgarlos por que hagan las cosas distinto a la línea de nuestra página. Un blog es un punto de encuentro. En un lugar virtual donde las mamás y papás quieren recibir información y compartir experiencias. Es un sitio al que van por que quieren sentirse acompañadas. Nosotros no sabemos que hay historia hay detrás de cada decisión. Por eso nunca debemos juzgar. Parte de nuestra misión es contener y apoyar.
- RESPETO: Debemos saber que detrás de esa pantalla hay una mamá que entre todos los blogs eligió el nuestro. Nos eligió a nosotras para hacer esa pregunta que tal vez no se atreve a hacerla en su entorno. Nos eligió para compartir su historia por que hizo click con la nuestra. Nos eligió para mandar un mensaje de apoyo por que se siente identificada con nuestra forma de ser. Esa mamá merece nuestro amor y nuestro respeto, por que es por ella y para ella que escribimos. No debemos dejar nunca de contestar los inbox. No debemos olvidar jamás que es a ella a quien le escribimos.
- SER CONSECUENTE: Como influenciadores muchas veces recomendamos productos y servicios. No hablemos de nada que no hayamos probado y en verdad nos encante. No recomendemos a otros padres productos que ustedes no usarían con sus hijos nunca. No recomendemos tampoco productos que no van alineados con el tipo de crianza o life style que promovemos en nuestros blogg. Seamos consecuentes.
- HUMILDAD Y HONESTIDAD: Habrán veces que meteremos la pata, pidamos disculpas públicas. Seamos humildes y recordemos que tener un blogg no nos hace dueños de una verdad absoluta. No siempre a todos le gustará todo lo que digamos y está bien. Contestemos siempre con respeto y cariño. Seamos honestos y transparentes con nuestras opiniones y sentimientos, es ahí que logramos la conexión verdadera.
- ORIGINALIDAD: Creemos contenidos propios. Inspirarse está bien, pero hay una delgada línea que a veces se cruza sin querer. No copiemos contenido, generemos el propio, leamos mucho, nutranse, investiguen, conversen con otros padres. Abran los ojos, los ídos y el corazón hay infinitos temas sobre los cuales los padres necesitamos y queremos leer.
- SEAMOS TRIBU Por último lo más importante. Seamos comunidad, seamos Tribu. Apoyemonos entre nosotras. Trabajen en conjunto. Formen sus círculos, hagan redes, seamos un clan. Crecer en grupo, en comunidad es la mejor forma de crecer.
Recuerda siempre no existe blogg grande ni chiquito. Desde el momento en que llegamos a una mamá, a un papá tenemos una misión, una responsabilidad, donde al final del día te darás cuenta que es más lo que recibimos que lo que damos.
Tenemos un trabajo maravilloso, sea un hobby, un trabajo real o sea nuestra catarsis tenemos una hermosa misión. Acompañar, informar y compartir con madres y padres en el trabajo más hermoso, en la labor más importante, en la crianza de un mundo mejor, en conseguir ese futuro maravilloso con el que soñamos y que hoy está en nuestros brazos. Contenernos, apoyarnos, enseñar y aprender. Hemos creado un espacio para compartir, para ser comunidad, para ser Tribu y eso no se mide por likes, eso solo se mide con el corazón.
-La Tata, Criando en Tribu
Pastel Caprese de Espinaca
Esta receta es tan rica y sana, como rápida y fácil. Es decir un éxito total!
Necesitas:
- 1 masa de hojaldre
- 1 bola de queso mozzarella (si es fresca más rico, pero si lo quieres light usa mozzarella de dieta)
- Espinaca
- Tomate
- Aceite de oliva
- Condimentos: Sal, albahaca en polvo, orégano y finas hierbas (o el italian seasoning que a mi me encanta)
- 1 molde
Preparación: El armado es super fácil y divertido para hacer con los chicos.
- Pon primero a precalentar el horno
- Engrasa el molde o ponle papel mantequilla. Yo uso el molde chato, la bandeja de galletas, pero puede ser el que quieras , incluso redondo.
- Estira tu masa de hojaldre para cubrirlo todo el molde
- Corta el tomate y el queso en rodajas. Separa las hojas de espinaca.
- Pone en el molde una fila de tomate, una de mozzarella y una de espinaca. Repite hasta llenar todo el molde.
- Échale aceite de oliva, sal y los condimentos.
- Déjalo unos 20 minutos en el horno , hasta que los bordes de la masa estén dorados y el queso derretido.
- Listo! A servir y comer calientito!
Una mañana cualquiera.
Me despierta mi alarma a las 6am. La apago rápidamente, antes que el hijito menor que duerme a mi lado se despierte. Me quedo en la cama unos segundos, minutos, tratando de robarle algo de descanso al día. Pero sé que tengo que moverme. Me levanto y verifico que el hijito mayor también siga dormido en su cuarto. Luego, lo más callada que puedo, tomo mi ducha. Me gustaría que dure al menos 10 minutos, pero es breve. Salgo del baño e intento ser tan sigilosa como un ninja. No importa, el hijito menor empieza a hacer ruiditos. Empieza el día
Antes de que estalle el llanto, lo cargo y le doy los buenos días. Sonríe. Lo pongo en la cama mientras me visto y entonces escucho “Mamá… mamá”. El hijito mayor me llama.
Me visto rápidamente. La blusa bonita no, un polo viejo hasta después de dar de lactar. Voy a ver al hijo mayor, beso su linda sonrisa y lo saco de la cuna. “Tu pañal está bien lleno, mejor te lo cambio”, le digo. Todavía no logramos que deje el pañal de la noche. Al menos no hubo accidentes. De una vez le pongo su ropa para el nido. Rápidamente regreso a mi cuarto para cargar al otro hijito. Es su turno de cambiar el pañal y ponerse guapo. Los minutos avanzan. El mayor hace la inevitable pregunta. “Papá está de viaje mi amor, regresa en unos días”, le respondo. No me cambia mucho la vida. Papá empezó a dar clases este ciclo y dos veces por semana se va a las 6:30 am. De hecho, esos días tengo que levantarme aún más temprano, si no, me gana la ducha.
Pongo al menor en el coche y lo llevo a la cocina conmigo. El mayor ha pedido ver Masha. Normalmente hace el desayuno conmigo, pero hoy no hay tiempo para “sus tiempos”, todo debe ser rápido, así que lo dejo. Poner la fruta en la licuadora, preparar los huevos, calentar la leche, tostar el pan. Hoy la lonchera será yogurt, cereal y fruta. Hoy no hay tiempo para ser más creativa, pero sigo cumpliendo las recomendaciones de la nutricionista bloguera a quien sigo fielmente. El hijito menor me mira, babea, empieza a quejarse. Licuar el jugo, servir los huevos, servir el pan y la leche. Llamar al hijito a la mesa. Dios es grande, obedece a la primera. El menor sigue quejándose. Hora de la teta.
El mayor come, mientras yo doy de lactar. Los minutos pasan. Cambio de teta. Chequeo el face y el correo en el cel. El mayor termina. Felizmente ya aprendió a bajar solo de su silla. Empieza a saltar. Es un bello. De pronto, lo inevitable. “Mamá, popó”. Me paró y suavemente retiro al menor de la teta y lo pongo en el coche. Vamos al baño. “Avísame cuando termines”, le digo. Chequeo al menor que no está feliz para nada. “Ya vengo mi amor, sólo un ratito”. Limpio al mayor. Lo convenzo de lavarse las manos conmigo. El menor empieza a llorar. Los minutos pasan. Me caliento mi leche y me preparo un pan con queso. El menor llora desesperadamente. “Hijito, un ratito, tengo que comer algo por favor”. Tocan la puerta, es la nana. Gracias Universo. Mari carga al menor mientras termino de preparar mi pan. Me siento a terminar de dar de lactar mientras como. ¿Cómo era la vida cuando podía comer tranquila y sin apuros? Tocan la puerta, es mi mamá. “¿Qué haría sin ti?”, pienso. Le pido a Mari que le lave los dientes al mayor y lo abrigue para salir. “No quiero ir al nido”. Por supuesto. Ya va a empezar el llanto. “¿No quieres que mamá te lleve en su bici?” le pregunto. “¡¡Sí!!” es su respuesta. Punto para mamá.
El menor termina su teta. Me lavo los dientes. Me pongo la blusa bonita. Me peino. ¿Para qué me esfuerzo con este pelo? A veces no lo sé. Me abrigo. Busco los cascos, le pongo el azul al mayor. El rojo es para mí. “Mamá, ese es el casco de papá”. No, era mi casco, hasta que él empezó a llevarte al nido, pero las cosas cambian. Nos despedimos. Bajamos al sótano. Mi bici está entre otras dos. Dejo las loncheras en el piso y la saco de ahí. Me doy cuenta que las dos loncheras no entran en la canasta. Sólo el cuaderno, la muda de ropa y la lonchera del mayor caben. Mi lonchera la pongo en el manubrio de la bici. “Tengo que empezar a usar una mochila”, pienso. El vigilante nos abre la reja. Salimos veo la calle todavía un poco húmeda y dos carros estacionados en la ciclovía. Ni modo, iremos despacito por la vereda. Lo siento peatones, pero tengan piedad, es la primera vez que llevo al hijito en bici al nido.
Empiezo a pedalear y tardo unos segundos en agarrar el equilibrio. Lo consigo y respiro de alivio. Llegamos a la esquina y tenemos que esperar, hay muchos carros. Pasan los segundos, que se sienten minutos y finalmente un taxi nos cede el paso. Cruzamos y no tengo mucho espacio para maniobrar. Freno en seco y me acomodo. “Mamá, casi se cae la bici”. Sonrío. “Casi, pero no se cayó. ¿Te asustaste?” “No mucho, sólo un poquito”. Hermoso, todavía no has aprendido a mentir y ojalá nunca aprendieras. Seguimos y ya empiezo a dominar el nuevo equilibrio. Me meto a una calle paralela para evitar los autos. Ya estamos sólo a una cuadra. “Mamá, más rápido”. Sonrío de nuevo. “Hijito no puedo ir más rápido”. “¿Sólo papá? ¿Sólo papá va más rápido?” “Sí, sólo papá. Él es más grande” “Sí, él comió toda la comida”. Me río. Después de todo, es lo que decimos para tratar de animarlo a comer más. Funciona más o menos, pero siempre me recuerda que papá alcanza el techo y mamá no.
Llegamos al nido. A tiempo. La dueña me dice que me veo muy bien. Que parezco la hermana mayor y no la mamá. Debe ser el mejor cumplido que he recibido en casi tres años. Besos y adiós. Subo a la bici y me enrumbo al trabajo. Ahora si puedo ir más rápido. He dejado 12 kilos y también el miedo de caer con el hijito. Avanzo rápido y llego a la oficina. Me estaciono en el sótano 3B. ¿Cuándo harán estacionamientos para bicis arriba? Subo al piso 2. Abro la puerta y saludo. Miro mi reloj: 8:33 am. Llegué a tiempo. Lo logré. Sonrío.
Dejo de sonreír. 8:33 y siento que acabo de correr una maratón. 8:33 y ya estoy cansada. 8:33 y todavía falta tanto. Yo sólo quiero dormir. 10 horas seguidas. Exagerada. Dormir 5 horas seguidas ya sería maravilloso. Bañarme por 20 minutos sería el cielo. Extraño ser sólo dos y dormir hasta tarde el fin de semana. Ir al cine y salir a cenar más seguido (por no decir casi todas las semanas). Extraño comer como la gente normal y no parando para dar de comer, para dar la teta o comer en 5 minutos antes que me interrumpan.
¿Cómo me metí en este lío? A veces no lo recuerdo. Pero pasan las horas y regreso a casa. Ni bien abro la puerta, escucho sus pasitos corriendo. “Mami, mami”. Bracitos en mi cuello. Y al entrar veo esa otra carita. Me mira con felicidad y desesperación al mismo tiempo. Su cuerpo se abalanza a la teta. Lo amamanto. Y entonces recuerdo. Y soy feliz.
Carmen Noriega.
No quiero hijos que sean los primeros. No quiero hijos que hagan todo bien.
Suena fuerte ¿No? Pero es verdad. Vivimos en una sociedad donde a veces siento que ser feliz ya no es tan importante como ser el mejor. Donde un 20 vale más que un logro … donde, más peligroso aún, ser el mejor es sinónimo de ser feliz y sentirte realizado.
Lo siento, pero yo no quiero que sean los primeros ni que hagan todo bien… y mucho menos quiero que sean los mejores.
Yo no quiero que mis hijos hagan todo bien, mucho menos que lo aprendan a la primera.
Quiero que se esfuercen, que disfruten, que se frustren y aprendan a controlar la rabia la pena y toda emoción negativa que pueda traerles el fallar una y otra vez hasta lograr lo que querían. Quiero que repasen 30 veces la tabla del 8 y que la odien hasta que por fín se la sepan bien y entiendan que si son capaces. que si aprenden a respirar , a controlar la frustración y a concentrarse lo van a lograr. Quiero que sepan que aprenderla a la primera o a la veinteava no los hace mejores ni más inteligentes.
Quiero que se caigan y se aprendan a levantar. Quiero que se raspen las rodillas y se hagan moretones. Quiero que les cueste y lo sigan intentando. No quiero que metan gol en el primer partido, quiero que se caigan de la bici mínimo las tres primeras veces. Quiero que aprendan que con paciencia, esfuerzo y perseverancia pueden lograr lo que se propongan.Quiero que les cueste , le cueste mucho y sientan el placer de finalmente conseguirlo. No quiero que se la lleven fácil.
Quiero que aprendan que no van a ser los mejores en todo y que eso está bien. Que deben descubrir su talento y vivirlo. Quiero que entienda que habrán cosas que harán fatal y otras que harán genial. Por que no estamos solos, por que vivimos en una comunidad, una sociedad y cada uno tiene un rol que desempeñar.
Creo que el ensayo error es indispensable para la vida. Creo que para ser feliz
¿Por que quiero niños que se equivoquen? Por que no quiero adultos frustrados. Quiero adultos que sepan que su felicidad no va de la mano con tener el mejor puesto o ser el mejor en el master. No quiero que se frustren cuando no les vaya bien a la primera. Quiero que sepan controlar sus emociones, quiero que se valoren por lo que son y lo que pueden dar de si al mundo, a los demás y así mismos. Quiero que valoren lo que realmente importa en la vida. Quiero que vivan y disfruten.
Quiero que den lo mejor de sí, que pongan todo el esfuerzo cuando quieren lograr algo por primera vez para que ellos puedan sentir dentro la misma emoción , la misma fuerza con que late mi corazón cuando los veo conseguirlo. Quiero que valoren sus logros y sepan que estaremos ahí para ellos para celebrarlos. Pero sobre todo que estaremos en cada caída ayudándolos pero más importante aún enseñándoles a levantarse y seguir adelante.
Ser padres es maravilloso, criar un futuro mejor nuestra responsabilidad
❤
Historias de maternidad :Nunca dejes de luchar por tus sueños <3 La historia de M
| Mi historia de maternidad empezó en el 2009, cuando decidimos con mi esposo después de 2 años de matrimonio ser papás. Fuimos a una clínica para que me hagan una revisión y que “todo esté ok” y allí nos explicaron que salir embarazados no era tan fácil, que solo un 20% de probabilidades de éxito en cada ciclo y que habían muchos factores, pero que como con nosotros estábamos ok seguimos adelante y a intentarlo.
A los 6 meses quedé embarazada. Me acuerdo clarito de ese día, no me vino la regla (yo que siempre había sido puntualísima) y lo supe. Salí del baño con el palito con una 2 líneas, tenues, pero líneas al fin, y saltamos mi esposo y yo gritando “vamos a ser papás, vamos a ser papás!”. Me saqué un examen de sangre, los números del HCG eran bajitos (no sabía qué significaba) y fui al doctor. Vio los números, me preguntó la fecha de última regla, me revisó, no vio nada y me dijo que de repente aún estaba muy chiquito…pero algo no le cuadraba. A los días empecé a sangrar. Fue mi primera pérdida. Lloré mucho, pero el doctor me dijo que era usual, que no había nada malo y que lo volviera a intentar en 6 meses. Lo volvimos a intentar a los 6 meses y 1 día. Y quedé embarazada, al toque. Ya no saltamos de alegría, solo nos miramos con alegría, pero con miedo. Y de nuevo, el examen de sangre, los resultados bajitos y a la semana empecé a sangrar nuevamente. Otra vez lo perdí…no entendíamos nada y la tristeza nos empezaba a invadir. Cambiamos de doctor, sabíamos que había un problema, averiguamos con una especialista en fertilidad, que nos pidió varios exámenes. No había nada raro en los exámenes genéticos, ni de hormonas, ni en el espermatograma, ni nada físico, todo bien. Nos hicimos dos tratamientos de inseminación artificial y los dos fallaron…no salí embarazada. La doctora quería seguir intentando, pero nosotros dudamos y cambiamos otra vez de médicos. Me traté con 2 médicos en paralelo (la más noica jaja), nos hicieron más exámenes y todo salía bien. Ambos nos dijeron, inténtelo de nuevo. Y de nuevo salí embarazada. Fui donde el doctor con el que había conectado más, con mi examen de sangre que decía que estaba embarazada. Me miró y me dijo “estos resultados no están bien, no cuadran con el tiempo que deberías tener” y dicho y hecho, a los días empecé a sangrar nuevamente. Mi tercera pérdida. Pero este doctor me dijo, no te preocupes, hay esperanzas. Lo vamos a conseguir y me hicieron más exámenes. Unos experimentales que tienen que ver con tu compatibilidad genética con la de tu pareja. Unos exámenes costosos y que en ese momento mandaban a Colombia para su análisis. Y lo encontraron: ustedes dos no son compatibles, nos dijeron. Para que un embarazo sea viable la compatibilidad debe ser 35% y ustedes tienen 12%. Era como si mi cuerpo atacara al embrión porque reconocía que habían genes que no eran los míos. Me hicieron un tratamiento rarísimo usando la sangre de mi esposo, tratándola e inyectándomela en los brazos. Y después de 6 meses más, por fin éramos compatibles. Y nos pidieron intentar nuevamente. Intentamos y al mes ya estábamos embarazados. Me vio el doctor y aún no se veía nada. Todavía es muy poco tiempo, ven en 2 semanas. A la semana empecé a sangrar un poco. Me mandaron a mi cama y me revisó a las 2 semanas. Era un embarazo ectópico, pero ahí estaba el latido que siempre había querido escuchar. Fuerte y claro, pero que no podía seguir. Me dijeron que tenían que inyectar algo para sacar el embrión y que se perdiera solo. Que era peligroso para mi vida. Nunca he llorado tanto como esa vez. No podía creer que estuviera haciéndole eso al bebé que había querido tener durante casi 3 años. Después de las inyecciones, me revisaron nuevamente y su corazón seguía latiendo, me tenían que operar. Me operaron y salvaron la trompa donde se había alojado mi pequeño. Me dijeron que esperara 3 meses más porque las medicinas eran fuertes y que volviéramos a conversar. Estaba en la tristeza absoluta y no ayudaban nada los comentarios de que ya tenemos 5 años de casados, que para cuándo, que me relaje, que tal vez son con buena intención, pero cómo duelen cuando la persona que lo dice no sabe qué pasa. Busqué un psicólogo para que me ayudara a procesar lo que ya no podía hablar con mi esposo ni con nadie. Pero no estaba dispuesta a renunciar a mi sueño. Pasé mi etapa de duelo y mi esposo y yo nos fuimos de viaje para relajarnos…ese fue el último viaje que tuvimos solos J Cuando regresé ya con más paz, conversé con mi doctor e intentamos una fertilización in vitro. Quedaron dos embriones sanos y perfectos (un niño y una niña) que me implantaron un 1 de mayo de 2012. Ya no celebramos ese día como el día del trabajo sino como el día de la celulita. Se implantó solo uno, mi niña arcoíris, la que vino después de la tormenta. El día que nos dijeron que estábamos embarazados fue increíble y por fin sentimos que lo habíamos logrado. Y aunque fue un embarazo fácil al inicio tuvo muchas complicaciones al final. Fue un embarazo lleno de miedos, de idas al doctor casi que para que me dijera que todo iba a estar bien…y por supuesto no le contamos a nadie hasta que tuve 4 meses y ya no había forma de esconder la panza. Mi niña nació prematura y sin aviso, un mes antes de que la fecha probable de parto pero sana. Fue el mejor día de mi vida, con una mezcla de emociones increíble…pasé por el miedo y por el llanto y finalmente por la felicidad completa. Después tuve 1 niña más, ya con un embarazo más sencillo. Mis hijas tienen ya 4 años y 1 año. Ellas son felices y nosotros también. Mi mensaje es que siempre hay esperanzas, hay que buscarlas, pelearlas, buscar ayuda y ser fuertes. La infertilidad es dolorosa, a veces un camino largo, pero es un aprendizaje del que, estoy segura, sales más fuerte! Espero que mi historia le sirva a alguien. Un abrazo M (de mamá) |
Recetas con Quinua
¿Se acuerdan que les conté que me fui a una clase buenaza en Urban Kitchen? Bueno, hoy les voy a compartir 2 recetas buenazas con quinua que aprendí y que nos dieron para poder preparar en casa: Quinua al pesto y panqueques de quinua (:

Quinua al Pesto
Ingredientes:
- 400gr de quinua
- 50gr de almendras en láminas
- 200gr de tomate cherry
- 1 zanahoria
- 1 palta
- sal
- 200ml de pesto
Preparación:
- Lavar la quinua tres veces en agua fria, hasta que ya no salga espuma y luego poner a hervir en una olla con agua. Recuerden que el tiempo de cocción depende del color de la quinua (dato extra que aprendí ese día)
- Cuando rompa en hervor, colocar la quinua lavada y revolver un par de veces para que no se pegue a la olla. Ir revolviendo cada 3 minutos y revisarla.
- Cuando el grano empiece a reventar, sacarla, colar y remojar en agua con hielo para cortar la cocción. Oto SUPER TIP para que no se resancoche!
- Lavar, pelar y cortar la zanahoria en bastones, cocinarla con sal y cuando estén al dente pasarlas por agua con hielo para cortar la cocción y que no pierdan sus nutrientes.
- Corta los tomatitos cherry en cuatro y la palta en cubos
- Mezclar todos los ingredientes en un bol grande
- Una vez mezclada la ensalada agregar el pesto y mezclar nuevamente.
Queda buenaza! Si no sabes preparar pesto no te preocupes, acá de yapa va la receta:
Ingredientes:
- 2 atados de albahaca
- 1/2 taza de nueces
- 3 dientes de ajo
- 3/4 de taza de aceite de oliva
- 1/2 taza de queso parmesano rallado
Preparación
- En el procesador de alimentos poner las hojas de albahaca, sal, dientes de ajo, nueces y empezar a echar aceite de oliva para procesar. Ir parando y mezclando con una espátula. Al final agregar el queso parmesano y procesar un poco más.
- Conservar en un frasco y cubrir la parte superior con aceite de oliva.
No saben lo deliciosa que es! Para la opción vegana omitir el queso.
Y para el postre!!!
Panqueques de quinua

Ingredientes
- 3/4 de taza de harina de quinua
- 1/4 taza aceite de coco
- 1 taza aceite de almendras
- 1 pizca de canela
- 80 gr de yogurt natural bajo en grasa
- 1 manzana cortada en rodajas finas
- hojas de menta para decorar
Preparación
- En un bol mezclar la harina de quinua, la leche de almendras y la canela con un batidor de mano
- Calentar el aceite de coco en una sartén. Freír 4 cucharadas de la mezcla hasta que dore por ambos lados
- Servir con yogurt, hojas de menta y rodajas de manzana. Queda buenazo también con miel de blueberrys!
Si quieren hacer la versión vegana acompañenlos de fruta y miel de chancaca
Cómo hacer para no perder la paciencia.
«¿Cómo haces para no perder la paciencia?» Esta es la pregunta que más me hacen en el blog cuando me escriben o me conoce alguien que me lee. ¿Cómo haces para no gritar? ¿Cómo haces para mantener la sonrisa? ¿Cómo aguantas? ¿Cómo haces para no perder la paciencia?
Acá, hoy les cuento a todos mi secreto, mi fórmula mágica, mis trucos estratégicos, 5 tips para no perder la paciencia:
¡¡¡¡¡¡MENTIRA!!!!! ¡La pierdo! La pierdo tanto que a veces me cuesta mucho volverla a encontrar. Grito, a veces poco a veces mucho y nunca me hace sentir mejor. Pierdo la sonrisa, me vuelvo un ogro. Y a veces no, a veces no aguanto más y exploto o me desplomo. Y definitivamente queridas pierdo la paciencia más veces de lo que debería.
Parece ser que cuando hablamos de crianza con apego, crianza natural o mi favorita: crianza respetuosa y en libertad, las madres no pudiéramos ser de carne y hueso, ser humanas, enfermarnos, ponernos de mal humor, cansarnos y por favor todas las fuerzas del universo nos liberen… no podemos bajo ninguna circunstancia perder la paciencia y mucho menos gritar.
OJO en ningun momento digo que perder la paciencia está bien, que molestarse sea la solución , que gritar sea liberador, ni mucho menos que cualquiera de las anteriores pueda en algún momento hacernos sentir bien. Nada más lejos de la verdad. Después de perder la paciencia te sentirás peor y depende del grado de ataque de nervios que hayas tenido es muy probable que te sientas como una mierda.
No digo que esté bien, pero tampoco digo que no pase… porque seamos honestas NOS PASA A TODAS, le pasa hasta a la que inventó lo de contar hasta 10 (más de una vez habrá contado hasta mil y ni así pudo) Le pasa a la que (como yo) se mete a la ducha (muchas veces fría) para no reventar en furia. Le pasa hasta la que escribió 10 pasos fáciles para no perder la paciencia (no sé si el libro existe, pero si existe ELLA creeme.. TAMBIÉN perdió la paciencia!)
Entonces tenemos claro que perder la paciencia está mal, pero pasa. Que no soluciona nada pero nos seguirá pasando. Entonces.. ¿Qué hacemos? En la crianza respetuosa hablamos de no gritar, la teoría dice que debemos solucionar todo con lenguaje positivo y con calma.. entonces por qué no lo estamos consiguiendo? Por qué la crianza respetuosa se basa en en eso: en el RESPETO, y ese respeto debe empezar SIEMPRE por UNA MISMA.
Lo más probable es que no hayas perdido la paciencia por que rompió el vaso que le dijiste 3 veces que no agarre, ni porque te preguntaron 12 veces en las primeras 3 cuadras a coro cuanto falta para llegar donde los abuelos o porque llevas media hora explicando un problema de matemáticas y no hay forma que te entienda. Lo más probable es que esas circunstancias sean la gota que faltaba para derramar el vaso de agua y que perdieras la paciencia.
Es probable que estés cansada, con mucho trabajo, responsabilidades , preocupaciones o tal vez no te sientes bien y ni aún así paras. ¿Como vamos a criar con respeto si no nos respetamos a nosotras mismas, si no respetamos nuestro cuerpo y mente cuando nos piden parar?
Cuando somos mamás muchas veces equivocadamente creemos que debemos hacerlo todo , hacerlo bien y sentirnos bien (perdón quise decir APARENTAR estar bien) Eso amiga mía deja que te diga.. NO ES RESPETARNOS.
Mamá se equivoco, mete la pata, se le olvida la lonchera, quema las tostadas, se deprime, se molesta , le provoca llorar y se CANSA si señores y señoras SE CANSA! Y no por eso mamá es menos maravillosa, es menos mamá ni mucho menos.
Tenemos que ser honestas con nuestros sentimientos. Tenemos que escuchar a nuestro cuerpo. Tenemos que dejar de hacer cosas que nos frustran y hacer más cosas que nos hagan felices. Tenemos por sobre todas las cosas que ser felices. Pero sobre todo tenemos que entender que los padres somos el ejemplo para nuestros hijos. Somos la vara con la que se medirán mañana, y si crecen con una madre que no se cansa, que no pierde la paciencia, que lo hace todo perfecto, que no se frustra, que no se molesta, que no se equivoca que no se pone triste, el día de mañana es muy probable que nuestros hijos se frustren porque no lograron ser «tan buenos» ni conseguir una pareja «tan buena» tampoco. No entenderán porque no consiguen ser tan perfectos si su madre (o padre) hacía que pareciera algo tan sencillo.
Por eso es importante que mamá sea de carne de hueso. Que seamos HUMANAS. Debemos saber decir ahorita no, he tenido un mal día y estoy de mal humos. Más tarde , no me siento bien. No , estoy ocupada. Y cuando estemos bien, cuando nos sintamos bien retomamos el tema. Nuestros hijos tienen que saber cómo nos sentimos, tanto cuando estamos bien, como cuando estamos mal, tienen que saber que somos humanas, tan de carne y hueso como ellos, que cuando nos caemos también nos duele y nos dan ganas de llorar.
Ahora lo tenemos más claro. Sabemos porque perdemos la paciencia y sabemos que seguirá pasando (probablemente menos , pero seguirá pasando) ¿QUE HAGO? Qué hago la próxima vez que pierda la paciencia y se me escape el grito porque ya no doy más. ¿Cómo lo soluciono? ¿Qué hago con la culpa? ¿Cómo lo arreglo? Pues más muy sencillo. Pidiendo perdón. Un perdón sincero y desde el fondo del corazón. Un perdón que le enseña a tu hijos que no eres perfecta, que te equivocas, que lo reconoces, que los amas y que los respetas. Un perdón que les enseña que todos nos equivocamos pero que lo importante es saber pedir perdón, admitirlo y tratar de solucionarlo desde el fondo del corazón. Un perdón que es una lección para toda la vida. Un perdón que formará un adulto respetuoso, un adulto más empático y un adulto más humano para el día de mañana.
Así que la próxima vez que pierdas la paciencia no creas que eres la unica, que estás sola o que estás haciendo las cosas mal. Para respira, pide perdón con amor y date tiempo para ti, para estar mejor. Todas metemos la pata y todas tenemos en ese momento la oportunidad de criar un futuro mejor
La Tata, Criando en Tribu.
Criando en equipo…Cuando el problema somos nosotras.
¿Cuántas veces nos quejamos que nuestro flaco, gordo, chino o chato no nos da una mano con lo chicos? ¿Cuántas veces reputeamos intera y otras tantas a grito pelado que hacemos todo solas y ya no damos más? ¿Cuántas veces queremos fugar pero no podemos por que nadie más puede hacer lo que hacemos nosotras?
¿Te has sentido identificada? Yo sí, más veces de las que quisiera, sobre todo al principio, cuando cometía el principal error de todos.. creer que necesitaba AYUDA, que mi flaco me diera UNA MANO con los chicos. No chicas no necesitamos que nuestros flacos , ni nuestros chatos ni nuestros chinos nos ayuden… somos un equipo. Solo necesitamos QUE HAGAN SU PARTE.
Mi caso no fue muy común pero tampoco el único. Hace casi 14 años cuando nació Fer, mi flaco trabajaba toda la noche manejando y por ende dormía todo el día. Trabajaba 6 días a la semana y vivíamos en otro país solos. Las pocas horas que tenía al día no le daban para compartir muchas responsabilidades así que apechugué con todo sin dudarlo. ¿Resultado? Cuando Fer cumplió 1 año y medio la desteté y salí LITERALMENTE corriendo de la casa. Le dije no DOY MÁS , quédate con la niña y con la casa, YO ME VOY A TRABAJAR. Como comprenderán la felicidad me duró poco, por no decir NADA. Extrañaba como loca a mi hija, llegaba a casa y las cosas no estaban «bien hechas».. ojo tampoco estaban mal hechas, solo estaban hechas de forma distinta.. en ese momento en mi cabeza: DISTINTO=MAL. Por otro lado a él también le hacía falta salir a trabajar así que las broncas comenzaron.
Logramos encontrar la combinación perfecta, Fer iba unas horas a la guardería, nosotros teníamos horarios flexibles y variables y así los dos podíamos trabajar , cuidar de Fer, ocuparnos de la casa y además buscar otro bebé. ¿Final Feliz? Pues no, la guerra real estaba solo a punto de comenzar…
Con esta nueva dinámica de horarios flexibles, compartiendo la responsabilidades de la casa y de los chicos supuestamente haríamos las cosas a medias y todos seríamos felices… CRI CRI . Sorry darling pero no me ligó así. El 70% de la chamba de los chicos y de la casa seguía recayendo sobre mi…. rep%»&$ta&»(%mdre. Y la verdad es que no entendía por qué. ¿Por qué si le había explicado 1500 veces cómo hacer las mismas cosas todo lo hacía DIFERENTE? Porque teníamos que terminar mechando, el asándose y no haciendo eso más y yo teniéndolo que hacer de nuevo PORQUE!!!!!!
¿¿¿¡¡¡¡PORQUE NO PODÍA HACER LAS COSAS COMO YO!!!!????
Paremos acá un segundo… justo acá quería llegar…. Y a mi quien me dijo que la forma en que hago las cosas está bien, que es la mejor forma.. por último que es la ÚNICA FORMA!!!! Ubicate pues mamita!!!!
Por un momento me puse en sus zapatos y me di cuenta de lo odiosa que era yo y la situación. Enseñándole 20 veces como poner el pañal o bañar a los bebés. Seamos honestas ninguna de nosotras vio un tutorial ni hizo una master class para cambiar el pañal o bañar a sus hijos.. entonces por qué creemos que se las tenemos que dar nosotras a ellos.
Se han puesto a pensar cómo tomamos el control absoluto de nuestros hijos y del hogar, como los presionamos a hacer las cosas como nosotras y si no… dios los libr. Como a cada rato decimos «NO. Sabes que , déjalo puta madre, ya lo hago yo» o la versión me muerdo la lengua : «NO, sabes que amorcito tranki, ya lo hago yo» ( y por dentro: ches casi metes la pata huevas)
Muchas veces (ojo no digo que siempre) somos nosotras las que nos metemos cabe. Las que los «libramos» de sus responsabilidades por no saber soltar. Las que los espantamos y hacemos con tantas indicaciones que algo tan simple como cambiar un pañal parezca una manipulación de químicos radioactivos a punto de estallar en la cara de nuestro bebé y eliminar a la humanidad.
Entonces chicas si no queremos ser parte del problema seamos parte de la solución.
- Dejemos de pedir ayuda con la casa y con los chicos y asumamos que somos un equipo, que tu pareja no te ayuda si no que está haciendo su parte tal cual tu haces la tuya
- Suelten, dejen ir.
- No les enseñen a hacer las cosas como las hacemos nosotras dejemos que ellos las hagan a sus maneras.
- Entendamos que ellos salvo dar la teta en los casos de lactancia exclusiva pueden hacerlo TODO con un bebé desde que nace (ojo puede darle también tu leche en un biberón si necesitas meterte a la tina y relajarte)
- Entendamos nuestra dinámica familiar: si uno trabaja fuera de casa, si los dos trabajan fuera de casa, si los dos trabajan en casa, y repartamos las responsabilidades de forma justa en que los dos hagan cosas y los dos descansen y disfruten.
- Repartanse responsabilidades un super consejo que me hubiera encantado aplicar desde mi primer bebé y recién nos ligó por completo con la tercera es que ellos se encarguen de la hora de dormir. Cuando nosotras los hacemos dormir solemos hacerlo con la teta y luego ya no sabemos como hacerlo de otra manera. No podemos salir, ducharnos, movernos y peor aún el momento del destete nos da terror por que no tenemos idea de como haremos para que concilien el sueño (tranqui así lo hagas con la teta lo conseguirás igual). Pero sería mucho más sencillo si después de un día largo con el bebé es papá quien se encarga de dormilo no?
Trabajar en equipo, criar en equipo es la forma natural de hacerlo y es lo mejor para todos en casa
- Tu estarás más descansada, disfrutarás más de tu maternidad y tu hogar. Pelearán menos por no decir casi nunca. Y estarán cada día más templados el uno del otro
- El se sentirá útil y necesario en este proceso de crianza desde el incio, se sentirá así por que es así. Los NECESITAMOS. Compartirá más momentos con sus hijos y formará parte de su crianza de una forma activa
- Para los dos, compartirán más tiempo juntos ya que al trabajar en equipo terminarán todo antes y tendrán más tiempo para estar juntos como pareja.
- Para sus hijos, aprenderán desde pequeños que no existe una sola forma de hacer las cosas, que no hay verdades absolutas, que cada uno tiene su forma de ser y de hacer y que eso está bien.
- Aprenderán desde el ejemplo a compartir las responsabilidades cuando sean adultos y formen su propio hogar
- Y sobre todo pasarán tiempo con los dos, disfrutarán de la riqueza de ser criados por papá y mamá por igual, teniendo para siempre dos robles en quien apoyarse y que le dan estabilidad, amor y seguridad.
Así que chicas pongamos de nuestra parte y la próxima vez que nos quejemos que hacemos todo solas, paremos y pensemos si tal vez depende de nosotras dar el primer paso para que eso cambie.
La Tata Criando en Tribu, Criando en equipo.
El Soundtrack de la Vida
Hace un par de años, mi visión sobre la música y la vida cambió por completo. Estaba con dolor de cabeza y mi casi doce en ese entonces estaba escuchando SU música a full volumen en el cuarto (mientras seguro bailaba frente al espejo). Fui dispuesta a decirle «Bájale el volumen a esa cosa, que estás escuchando, eso no es música» Cuando toque la perilla, el tiempo se detuvo y pude (por suerte a tiempo) recordarme a su edad. De fondo New Kids on the Block yo bailando en la cama frente al espejo y en la puerta mi abuela con el mismo discurso: «Baja ese volumen, eso no es música, como puedes hacer tareas así etc, etc, etc.» Recordé mi frustración y el sentirme tan lejana e incomprendida… Sonreí, solté la perilla y me alejé de la puerta segura de querer dejarla ser.
La música tiene el poder de calmarnos o llenarnos de energía, de hacernos llorar o reír sin parar. La música entre directamente en el alma. Por eso es tan importante respetar los gustos de nuestros hijos mientras van descubriendo este inmenso mundo musical. Los gustos musicales son íntimos y emocionales. Sin embargo esto no significa que los dejemos solos en el descubrimiento, principalmente por dos motivos
- Primero y muy importante, hoy en día, lamentablemente, las letras de las canciones no son todas las más adecuadas para que nuestros hijos escuchen. La música siempre cuenta una historia y esta no siempre va a ser apta para cualquier edad. Escuchen la música que oyen sus hijos con la misma importancia que revisan lo que leen o lo que ven en la televisión.
- Segundo y más importante aún. Por que es una oportunidad maravillosa para ampliar su mundo, su cultura. Respeten sus gustos pero también abran sus ojos y oídos presentándoles todo tipo de música. Música que a ustedes les guste, y todo tipo de música, música folklórica, música clásica, blues (amo el blues), metal, pop, todo. Solo escuchando de todo un poco podrán realmente saber que les gusta y que no, y formar así sus propios gustos.
Me encanta enseñarles y que disfruten de la música que yo escuchaba de chibola en el colegio, cuando estudiaba, cuando ya trabajaba, la que me gustaba bailar, la que oía tirada en mi cama , la que estaba de moda cuando me enamoré de su papá. Me acerca más a ellos, me conocen más, me entienden más. Las historias que les cuento al asociarlas a una canción toman vida, son más ricas para ellos, y los convierten en recuerdos propios que volverán a ellos cada vez que escuchen de nuevo esa canción. Esto en cierta forma inmortaliza nuestra historia generación tras generación.
Amo Calamaro y la primera canción que mis hijos aprendieron de pequeños fue Mil Horas. Hasta el día de hoy cada vez que la escuchamos en un taxi, el super o donde sea nos ponemos a cantar a voz en cuello sin parar de sonreír. Es nuestra canción, es nuestro momento feliz. Cómo esta hay muchas canciones que significan algo especial para nosotros , que nos recuerdan un momento en especial, un sentimiento o a alguien.
La carga emocional puesta en cada canción en los diferentes momentos de la vida nos acompaña por siempre. Aún suelo arrullarlos con las nanas que les cantaba de bebés si se enferman o están tristes. Llego a veces incluso a sentir que hasta puede bajarles la fiebre o calmar el dolor de barriga.
La música es mucho más que gustos, diversión y arte. La música son recuerdos, son sentimientos, emociones e identidad. A través de la música puedes llegar a conocer a alguien e incluso enamorarte. Con la música puedes acercar e incluso romper la brecha generacional. Para mi la música es parte de la crianza, es parte de nosotros, es parte de nuestras escencia… para mi todos debemos tener el soundtrack de nuestras vidas.
-La Tata.. cantando.